La historia de Raphael se remonta a sus tres años de edad, cuando ya era un mito en las calles de su ciudad, donde era conocido como El Ruiseñor de Linares (Jaén). Quién le iba a decir que años más tarde ganaría el festival de Eurovisión o que vendería más de 50 millones de discos en todo el mundo. El jienense volvió a los escenarios tras su operación de hígado en 2003 y se encuentra más vivo que nunca. Por ello, quiso presentar sus 50 años de historia en los escenarios con un nuevo disco, El reencuentro, que cuenta con la colaboración de su compositor fetiche y amigo Miguel Alejandro, después de 28 años sin trabajar juntos. Raphael regresará a la Costa del Sol, uno de sus grandes feudos, para presentaron su nuevo repertorio y reverdecer la gloria de sus himnos de toda la vida como Yo soy aquél en el Festival Starlite de Marbella, el próximo 11 de agosto, en el Auditorio La Cantera. Semanas antes de su actuación, quiso hablar con La Opinión de Málaga sobre su vida, su ilusión por el trabajo, el respeto al público, sus expectativas y su amor por la música.

Su concierto en Marbella, del festival Starlite 2012, le sirve para presentar al público su disco El reencuentro. ¿Qué significa para usted este nuevo álbum y su vuelta al trabajo con Manuel Alejandro?

Para mí es un disco importantísimo, porque como su mismo título indica supone el reencuentro con mi compositor de toda la vida, responsable de cerca del ochenta por ciento de todos mis grandes cosas. Por ello pra mí es un acontecimiento importante y para él, para Manuel también. Es un disco muy querido y tiene unas canciones bárbaras, que ya están sonando mucho y que las estoy presentando en mis conciertos. Ya se han escuchado en América y ahora empiezan a entrar en España.

¿Y quién es para usted Manuel Alejandro?

Es el compositor ideal para mis canciones, tanto letra como música. Es una persona a la que le estoy eternamente agradecido porque ha compuesto éxito tras éxito durante toda mi carrera. No han sido 20 ó 30, sino más de 300 cosas que me ha escrito.

¿Le hubiera gustado trabajar con otro compositor que no fuera Alejandro?

No, porque si he querido trabajar lo he hecho. He trabajado mucho con José Luis Perales que me ha dado grandes éxitos, a quien admiro mucho y que es también un gran amigo. Pero mi preferido siempre ha sido Manuel.

Echando la vista atrás una de las claves de su carrera ha sido, más allá de las ventas estratosféricas, el inmenso respeto que siempre ha profesado al público, al escenario. ¿Es así?

Lo que más respeto es el escenario y la gente. Soy un apasionado del escenario y se nota que me gusta, que me apasiona.

Tras su recuperación en 2003, volvió a nacer y usted lo ha indicado en varias entrevistas. ¿Le cambió el chip y lo ve todo distinto?

Cambió todo para mejor. Mis costumbres, mi manera de vivir, mi manera de sentir y disfrutar porque ahora salgo al escenario a disfrutar y pasármelo bien junto al público. Hay un antes y después totalmente.

Grandes ventas, premios... ¿Cómo mantiene la modestia?

Yo soy una persona que no cree que nunca ha llegado un sitio definido; soy un aprendiz y maestro de nada. Continuamente estoy aprendiendo y pensándolo así, es difícil que se te suban los humos.

¿Con los años sigue usted viviendo igual esa ilusión por el trabajo bien hecho?

Quizás lo mejor que tengo es la ilusión tan inmensa por las cosas y por el trabajo. He tenido la suerte de trabajar de aquello que me gusta y eso es impagable.

Pero habrá un lado bueno y otro no tanto en el trabajo...

Lo mejor siempre, siempre es el escenario y quizás lo peor se lo lleva el trastorno causado por los viajes. Viajo muchísimo y el cambio de hora te juega malas pasadas muchas veces... [Risas]. Pero ya estoy muy acostumbrado a ello.

¿Cómo es Raphael casero y fuera del escenario?

Pues es un chico muy tranquilo, muy amante de los suyos, su familia, su gente, sus amigos€ Y también del público, porque yo al público lo considero familia. Yo pertenezco a ellos. Siempre ha sido así y lo seguirá siendo.

Pero, claro, hay que hablar de las ventas, porque no muchos artistas pueden presumir de tener un disco de uranio por 50 millones de copias despachadas de sus discos. Sólo Queen, U2, Michael Jackson y otros pocos elegidos más... ¿Qué significa para usted?

Siempre es el público el que merece todos los premios, así que siempre mi agradecimiento es para ellos. Por esto, todas las cosas que me ha dado mi público están puestas en el Museo que me han hecho en Linares, donde todo el mundo puede verlas gratuitamente; no las tengo en casa sino expuesta. Son de ellos y para ellos son.

Inevitable preguntarle por la actual situación de nuestro país...

Los españoles lo que necesitamos son cinco millones de puestos de trabajo, o los que sean. Eso es todo. Eso arregla todo lo demás. Que tengan la oportunidad de trabajar y no estar en paro.

Para terminar... Más de 50 años de Raphael en los escenarios... Nos debe quedar claro que habrá Raphael para muchos años más, ¿verdad?

Sí [suspira]. Me temo que mucho que sí [risas].