Un premio «por su visión crítica, aguda e inteligente de la realidad». Todo un halago viniendo los elogios de este Ministerio de Cultura.

En el jurado había muchos ilustradores, así que no se puede atribuir la culpabilidad de esos términos al Ministerio, sino más bien a los amigos.

Premio Nacional de Ilustración. ¿Se siente ilustrador?

Yo creo que es la primera vez que se da el galardón a un dibujante satírico. Lo mío no es ilustración pero llevo en esto del dibujo satírico muchos años, haciendo algo -sátira- que el ser humano practica desde la antigüedad. La hay desde los tiempos de los egipcios que era un pueblo capaz de caricaturizar a sus dioses.

¿Pasamos de llamarle humorista?

Es que el término humorista está muy degradado. Lo rechazo.

La España actual, vaya chollo para la sátira.

Siempre ha sido una constante pensar que antes se estaba mejor o que había menos oportunidades para la crítica. Es una sensación falsa, y lo digo yo que por mi edad vengo de una época bastante más oscura que esta. Ahora bien, este presente nuestro responde a una fase muy peligrosa del capitalismo y eso nos obliga a tener que estar muy vigilantes y a cambiar muchas formas de pensar.

Se nos viene abajo todo un mundo.

Es la sensación que se tiene cuando en un plazo muy corto de tiempo se derrumban sistemas que creíamos inamovibles. No es solo un problema financiero, sino también ecológico que nos acabará pasando facturas carísimas, y sobre todo de ausencia de valores, que son la esencia misma de nuestra cultura y de nuestra civilización.

En el universo de El Roto, ¿el diablo es un financiero?

El diablo no es uno, sino que es múltiple. Ya nos lo dice la Biblia, pero no nos engañemos: el diablo más visible no es siempre el más poderoso. El que se ve mucho no deja de ser un pobre diablo.

Y en ese mismo universo ¿hay sitio para Dios?

No sé si hay un Dios en el mundo de El Roto, pero en el mío por supuesto que sí. Dios es un término excesivamente religioso... Yo lo llamaría dimensión trascendente, que está ahí. Otra cosa es que estemos ciegos y no la veamos.

¿Qué busca con sus viñetas?

Todo dibujante satírico tiene algo de moralista, somos como Pepito Grillo. Esta sociedad ha acabado convirtiendo la moral en algo deleznable, pero conviene no olvidar que sin ética el mundo sería invivible.

A los valores los echamos en falta cuando desaparecen del mapa.

Hemos vivido en un entorno de falsa moral, de formas externas de comportamiento que no tienen nada que ver con los valores reales. Y este es un mensaje que yo quiero enviar todos los días con mi trabajo. No se trata ni mucho menos de rellenar un hueco en el periódico.

¿Una viñeta diaria en El País lo convierte en un tipo poderoso?

Poder para nada. Desde cualquier medio lo que de verdad cuenta es la dignidad del trabajo y la verdad con la que se afronta. Por otra parte, el exceso de observadores resulta fatigoso.

Hay muchos españoles que llevan desayunando años con las viñetas de El Roto y nunca le han puesto cara a su autor hasta ahora.

Y espero que se olviden de ella cuanto antes. No hay nada más incómodo que tener cara pública.

¿Se atreve a analizar la prensa española actual?

El problema que tenemos es de lectores. Veo un peligro de autodestrucción porque llevamos tiempo facilitando de forma gratuita lo que después queremos vender. Me parece una locura, una forma de morirse por sangría.

¿No le gusta internet?

Paso directamente de internet y de televisión y me produce una infinita tristeza que los lectores dejen de bajar al quiosco para comprar su periódico por culpa de la edición digital. Es una forma de dilapidar un gran esfuerzo colectivo. Yo reivindico el papel y estoy convencido de que habrá papel en el futuro. La clase, digamos, más consciente, seguirá con su periódico en la mano. A menos que se lo quiten. Sin periódicos en el formato que todos conocemos esta sociedad se convertirá en algo mucho más manejable.

Papel frente a superficialidad.

Exacto. Hay que leer para que quede poso.

Le iba a preguntar si para sus viñetas de El Roto se inspiraba en el telediario, pero ya me ha respondido.

La prensa es casi mi única fuente de información.

¿Una imagen vale más que mil palabras?

Ni mucho menos. La palabra es esencial, lo que pasa es que hay tal grado de manipulación que muchas de esas palabras han perdido sentido.

En las viñetas de El Roto ¿los de derechas y los de izquierdas se convierten en los de arriba y los de abajo?

No quiero caer en el error de entrar en lenguajes cuantitativos porque ahí estamos perdidos. Propugno una sociedad que valore más lo cualitativo, y la cualidad puede estar arriba, abajo o en el medio.

¿Se considera un pesimista?

No lo soy. Mi trabajo consiste en señalar zonas oscuras pero también le digo que soy de los opinan que todo puede arreglarse, de que hay salida.

¿Individual o colectiva?

Cada persona tiene su reino, del que es soberano. Y la relación con los demás se produce dentro de ese reino, que es la persona. Yo no diferenciaría entre lo individual y lo colectivo.

A sus personajes de a pie los veo muy, muy resignados.

No se crea. Son personajes que hablan, que se quejan. Una persona herida no se pone a cantar, sino a lamentarse. Y en eso están.

¿La desgracia tiene su gracia?

Ninguna. Borre esa idea, por favor.