Llegué a la música de Dominique A, a ese universo único e incomparable, gracias a Julio Ruiz y su Disco Grande, atalaya desde la que se señalan realidades extrañas y singulares, paréntesis diario en el que todo adquiere sentido. Llegué tarde, cuando el francés publicaba su quinto álbum de estudio, Auguri, aunque no fue hasta el siguiente trabajo, Tout sera comme avant, cuando descubrí la importancia de ser Dominique A, cuando esa amalgama de voz al galope y palabra (siempre) en movimiento se enganchó al estómago para matarme con cada canción, para hacer desvanecer la realidad ante la presencia de la melodía insaciable. En ese mismo trayecto de no retorno, en ese acompañar, el sonido de Dominique A llegaba a mí para salvarme, para sacudir una vida de animal enjaulado, de delirio de quien sostiene verdades y certezas pero lo desconoce. Así me encontraba. Y así me encontró. En ese fragmento de existencia, apenas sostenida, Dominique A halló ese reflejo de mí que debía vapulear, sacudir y agitar. Y esa diminuta partícula fracturó el cuerpo, agrietó el temperamento e inventó la fuerza.

Realidad hostil Tal como proclama la canción de nuestro francés favorito, Hasta que el cuerpo aguante, y dentro de esta realidad hostil, Dominique A regresa con la mejor versión de sí mismo, Vers les lueurs, noveno álbum de estudio con el que el músico convoca a la persona para dejar constancia de su disconformidad ante lo que acontece, ante esa injusticia perpetua que acepta miserias y tempestades; un álbum conceptual que reflexiona, en clave sonora, sobre el concepto de luz y sus circunstancias, sobre sus múltiples identidades y metáforas. Ese territorio de luz que juega a ser sombra, donde lo épico y oscuro adoptan una única forma, visitará la ciudad de Málaga el próximo martes 22 de enero de 2013, fecha que debe ser destacada en rojo dentro del calendario de festejos ya que será el bautismo del músico en nuestra ciudad. Ultrarouge, proyecto de Thalia B, actuarán como anfitriones de un directo en el que Dominique A mostrará esa manera original, exclusiva, de entender el escenario, esa forma de trabajar la música desde lo corpóreo, el ritmo desde la emoción y la palabra desde el estómago.

Y por si el cuerpo aguanta, por si nuestra naturaleza de pelaje más sensible y singular no ha tenido suficiente, la editorial Alpha Decay, dentro de la colección Héroes Modernos, publicará el 18 de febrero, Regresar, de Dominique A, novela de corte introspectivo y autobiográfico, que ha contado con la traducción de Mercedes Cebrián, y en la que el músico calibra la relación que tiene con su lugar de nacimiento natal, Provins, en Seine-et-Marne, donde vivió hasta los quince años; recuerdo caleidoscópico, comienzo de algo grande, extraño y más complejo. Regresar busca comprender el peso de ese territorio en la condición de individuo y artista, cómo esas imágenes, emociones y personas determinan la fragilidad del adulto, pero sobre todo cómo la música le ayudó a encontrar el asiento a ocupar. El que siempre tuvo su nombre.