Esta mañana he leído un tuit donde a los catalanes Estopa les conminaban a no cantar en catalán, bajo la advertencia de que el día que lo hicieran no les compraría nadie discos en España. Para empezar: cada cual es digno de manifestar las cosas que tiene que cantar y comunicar en el idioma que le dé la real gana. Y para terminar: eso de que «no les comprarían en España» está mal expresado; supongo que querría decir que «no les comprarían en el resto de España», porque, que yo sepa, al día de hoy Cataluña está dentro del territorio nacional. Es como denominar al idioma español como castellano, que no digo yo que quizás no sea correcto hacerlo, pero es que entonces resulta que los andaluces, extremeños o canarios hablamos un idioma común que parece ser que no es el nuestro, porque, que yo sepa, ninguno de los tres somos castellanos. Politiqueos. En esto del lenguaje deberíamos dejar a un lado la hipocresía que representa su mal uso o su restricción. El catalán, ese antiquísimo idioma derivado del latín, como el francés, el español, el bable o el gallego, es un aporte cultural más a la riquísima cultura española y por supuesto un patrimonio de todos que, por supuesto, debemos preservar, fomentar, cuidar, mimar y querer como nuestro. Así que déjense de cuentos y no hagan de un idioma un instrumento más de desacuerdo ni arma arrojadiza de políticos sin escrúpulos. El catalán es de todos los españoles. Es nuestro.