El cineasta Peter Jackson regresa al universo fantástico de la Tierra Media con la primera entrega de la trilogía El Hobbit, una película que describe como «más ligera» que la saga de El señor de los anillos, con la que recogió 17 premios Oscar hace ya casi una década. «No espero los mismos óscares porque esta es una película más ligera. Aparte, claro, de las categorías técnicas. En esas, seguramente estaremos en la carrera», explicó el director, productor y guionista de El Hobbit en una entrevista en Londres, donde ayer se estrenó Un viaje inesperado, la primera parte de una serie que se completará en 2013 y 2014.

Jackson explicó que el lanzamiento de la película materializa un proyecto que tenía en mente desde mediados de la década de 1990, cuando un litigio por los derechos cinematográficos del libro del británico J.R.R. Tolkien entre las productoras Warner Bros y Metro Goldwin Mayer bloqueó sus planes. «Siempre pensé que El Hobbit se rodaría algún día, pero por aquel entonces no podíamos controlar el acuerdo al que debían llegar los estudios. El señor de los anillos, en cambio, era propiedad de una sola compañía, así que nos pareció una película más fácil de llevar adelante», describió.

Tolkien publicó en 1937 una historia pensada para niños en la que narraba las aventuras de Bilbo, un hobbit de modales británicos embarcado en una aventura fantástica y que resultó ser el germen de un universo que desarrollaría con amplitud dos décadas después en El señor de los anillos.

Jackson ha seguido el camino opuesto al de Tolkien en sus adaptaciones fílmicas, un recorrido que ha influido en su modo de interpretar las obras del escritor y filólogo británico. «Quería narrar la historia con el mismo estilo de El señor de los anillos porque yo soy el mismo cineasta, pero este libro tiene más comedia, más humor. Tolkien lo escribió en poco tiempo y lo pensó para el público infantil, así que no hay un gran desarrollo de los personajes ni conflictos mayores entre caracteres».

Para rellenar algunas lagunas en su trilogía -que inicialmente planteó como una serie dos películas-, Jackson echó mano de escritos que Tolkien publicó años más tarde como anexos a El señor de los anillos, que completan la narración original. La película «es algo así como El Hobbit extendido», explicó Jackson que ha superado toda clase de contratiempos durante la producción del filme, entre ellos la marcha del que iba a ser el director de la película, Guillermo del Toro, tras un año al mando de los preparativos del rodaje.

«Metro Goldwin Mayer estuvo casi en bancarrota y Del Toro inició otros proyectos. Cuando el estudio solventó sus problemas y tuvimos luz verde, en lugar de buscar otro director pensé que sería divertido hacerlo yo mismo, que ya había escrito el guión y era el productor de la cinta», describió. «El Hobbit es una apuesta personal de Jackson tanto en el plano artístico como en el técnico: el cineasta ha rodado por vez primera un largometraje en 48 fotogramas por segundo, en lugar de los 24 habituales, una técnica que dota a la imagen de una textura distinta y que ha creado controversia en el mundo del cine.