Del «Franco me tenía cariño» al «Lo siento mucho, me he equivocado» Fermín Urbiola utiliza las propias frases de Juan Carlos I para recorrer, en Palabra de rey (Espasa), la biografía del monarca y reivindicar su papel de «piedra angular».

Intentar valorar la figura del rey, ¿no es ir contracorriente?

Si tengo que pedir perdón, lo pido, pero yo que no tengo recuerdos vividos de la transición quiero ser justo con mi generación y las siguientes. Claro que quiero poner en valor la concordia, el dialogar, el perdonar, el conciliar, el sumar, valores más actuales que nunca y que pilotó y lideró el rey.

Pero ahora le persiguen una serie de escándalos y errores.

En estos momentos sólo escuchamos el ruido del árbol que cae. Ni me parece bien el rey pluscuamperfecto de antes ni el rey imperfecto de ahora. El rey es un hombre con virtudes y con defectos, pero es un Jefe de Estado que con el cariño más grande despide en la capilla ardiente a Carillo y con ese mismo cariño recibe al Papa. A Urdangarin, todo el peso de la ley y un pelín más, para ser ejemplificadores.

Las encuestas detectan una caída de popularidad.

Claro. Estamos en un momento de crisis económica, el pueblo español, y bien que hace, cuestiona a los líderes empresariales, sindicales, políticos, la monarquía, pero el rey es la piedra angular de España.

¿La monarquía nos es rentable?

El único gasto que el rey ha evitado y que no ha sido rentable para él ni para los españoles ha sido el que se ha ahorrado en billetes en el avión real. Hace 20 años, en la casa se tomó una decisión: se bajan los redactores. Ahora han rectificado. Los gráficos han recogido el tacón y la diadema, pero la palabra del rey no se ha seguido como debiera. Eso lleva a que el príncipe tenga que explicar en qué consiste la monarquía.

El rey le dice a su hijo: «Hay que ganarse el sueldo día a día, o nos botan...»

Así es, con «b». El rey, que se ha ganado el sueldo desde hace tantos años, se ha relajado. Esas cosas pasan. No sólo ha pedido perdón por ese relax ilustrado en una cacería. Yo valoro mucho más la rectificación.

¿No se plantea abdicar?

Estuve hace poco con él y me dijo «¡y todo lo que me queda por hacer!» El rey es rey y el heredero es heredero. Está tomando decisiones, ejerciendo. Para eso se le paga.

¿Y para entrar en política?

Siempre ha entrado. Es un rey que ha hecho política, por fortuna. Institucional, no partidista. La derecha piensa que es de izquierdas y la izquierda, que es de derechas.

Con cinco años y los pies sangrando, Juanito dijo que le habían enseñado que «un Borbón no llora más que en la cama». Separado de su familia, fue un peón en la partida entre don Juan y Franco. ¿Una juventud dura?

En soledad. Y en medio, se le escapa un tiro y mata al hermano. Por eso escribo este libro, una cosa es que se le vea y otra que se le conozca. Yo he querido ir al retrato del alma a través del lienzo de su palabra.