Testamento que redacta y otorga Alejandro Meléndez, más conocido por las notarías como El Zurdo, con quince bienales y un día en su DNI, natural de Málaga y vecino del mundo, hijo de Joaquín y Victoria, tecleando desde la Cruz de Humilladero a diecisiete de diciembre de dos mil doce.

Condenado a entregar la cuchara de palo por llegar a la última hoja del almanaque maya que se desprenderá de su alcayata este viernes si dios quiere y la tormenta solar lo permite. Pido a San Jimi Hendrix que si todavía no me exime de llegar a ese trance me conserve hasta el fin en una barra de aluminio brindando con espirituosos caldos del terreno y un jamón que se le da la vuelta al plato y no se caiga, rodeado de mis familiares y amigos guitarra en ristre. Eso sí, la ´combía´ será religiosamente saldada al siguiente día del fin del mundo.

Primero deseo que mis restos sean depositados en un cenicero del bingo Paris, pues después de lo que se nos venga encima creo que poca cosa va a quedar de un servidor. Si fuera posible tallar en el mismo: «Aquí descansan los restos del Zurdo, entre colillas de Ducados y restos de tabaco Pueblo. Espero que les traiga suerte en su cartón».

Igual que poca cosa material quedará para ser repartida entre mis supuestos herederos pero en el caso de que así sea a mis queridos familiares y amigos les dejo mis pertenencias musicales, guitarras y amplificadores, para que las vendáis en las tiendas de segunda mano y entonces me tengáis que dar la razón cuando decía: «La música deja dinero».

Los derechos de autor de las canciones deseo que les sean reintegrados a cada una de las musas que las inspiraron, adjunto lista al documento (solo será publicada el día que la Opinión de Málaga zanje su edición tras el fin del mundo). Al César lo que es del César y a ti te encontré en la calle; eso sí, espero que alguna venga a llorarle al cenicero diciendo eso de «qué bueno era, tenía sus defectillos pero los eclipsaba con un gran corazón». Seguro que tienen suerte y se llevan un bingo a casa; yo me quedaré con la satisfacción del enredo en la notaría cuando la canción que creían que era de ellas tenga más reparticiones que una pedrea de la Lotería del Niño€ Lo que hay que hacer por amor querido zurdo.

A mi director de banco le dejo mis cintas de chistes de Paco Gandía, que falta le van a hacer, pero que sea positivo: el dineral de teléfono que va a dejar de gastar la sucursal€

Ahora que estaré en paz, a mis enemigos, que como yo dije «mejor guardar distancia que rencor» -y ahora tomaré demasiada distancia gracias al alcayatazo del calendario-, ruego me disculpen, tampoco era para tanto, les dejo una copia de la maqueta del segundo disco para que comprueben que el sufrimiento que se han quitado de encima era mucho peor que el que sostienen ahora. Espero que me echen de menos, eso sería buena señal. Y poco más, se despide un servidor de usted, querido lector, si la semana que viene seguimos vivos y coleando no duden en brindar por la vida, porque no hay cosa más bonita que estar vivo y hacer lo que le da a uno la gana y rodeado de corazones excepcionales. Que tengan unas felices fiestas y tengan cuidado con las hojaldrinas que las carga el diablo, a ver si vamos a sobrevivir a los mayas y no a la sequedad del afamado dulce. Un abrazo de su Zurdo.

«Que el fin del mundo te pille bailando€» J. Sabina.