Gabrielle de Breteuil, más conocida como Madame de Châtelet (1706-1749), dijo en una ocasión que «ser sabio es equivalente a ser feliz» y desde luego no le faltaba razón.

Esto, que a simple vista puede parecer una perogrullada, debe ser tremendamente difícil de cumplir pues cualquier persona, con un mínimo de sabiduría, debería conocer que hacer felices a los demás, ejercitando eso que llamamos empatía, debiera acarrear casi todos nuestros esfuerzos. Pero no, es como si una confabulación de ignorantes se hubiera puesto de acuerdo para arrasar el mundo, pues la siembra constante de infelicidad, sinceramente, es muy difícil de poder entender.

Parece ser que, en esa decadencia absoluta en la que estamos cayendo, el mal mayor de todos nosotros es la economía, al menos, esa es la razón del aumento trágico de suicidios y la verdad, es que los que piensan así, no deben de ir muy descaminados, pues hoy en día todo se hace según el vaivén económico del momento y el euro es mucho euro en estos infaustos tiempos.

El Santander se ha engullido a Banesto, aquel grano en el culo de la familia Botín, desde que Ana Patricia decidiera convertirse en banquera. Relegada y defenestrada en 1999 por su padre, el omnipotente Emilio Botín, cuando ella sugirió que la ejecutiva del Banco de Santander tomara la gestión del grupo que se acababa de formar por la fusión con el Central Hispano. Enfurecidos los ejecutivos de este último, pidieron su cabeza y su padre, supongo que por razones económicas, no tuvo ningún inconveniente en ponerla a sus pies, cual Ana Bolena decapitada por pecunarias razones.

Ahora, cuando el Grupo se llama Santander, a secas, como indicara en su día Ana Patricia y con Banesto saneado gracias a la excelente gestión de la que fuera su presidenta, el Santander puede comerse el bocado sin riesgo a indigestiones ni diarreas histéricas.

Leo que las ejecutivas de nuestro país cobran menos y están relegadas a un segundo plano frente al personal masculino. No sé si algún día aprenderemos, porque a ser injustos e ignorantes, me consta que ya sabemos.