La crisis económica y la piratería son dos de los factores que han influido en la pérdida de ventas en las librerías andaluzas, que acumulan un 35 por ciento de descenso en los últimos tres años.

El presidente de la Federación Andaluza de Libreros (FAL), Juan Manuel Cruz, señala que esta Navidad también esperan peores resultados que la anterior porque una parte importante de los compradores son funcionarios a los que se les ha quitado la paga extra, lo que retrae su consumo. Para 2013, las perspectivas «no son nada halagüeñas» porque hay «muchas incertidumbres» en el sector, que tenía «las luces de alarma encendidas desde hace tiempo».

Los libreros reclaman que se actúe de manera definitiva para proteger la propiedad intelectual, ya que uno de sus problemas está relacionado con las descargas de internet, «no porque el libro digital sustituya al papel, sino por la piratería», precisa. «Si no hay una actuación decidida, se pone en riesgo el sector», abunda.

Aunque no dispone de información estadística sobre la repercusión de la crisis en el empleo, Cruz apunta que existe un «goteo continuo» de cierre de librerías, con la consiguiente reducción de trabajadores. A este respecto, explica que la cuota de asociados a la federación nacional se paga en función del número de empleados de cada librería, y éste ha descendido entre un 20 y 25 por ciento desde 2008.

En cuanto al cobro de los cheques libro con los que los padres pagaron los libros de texto al comienzo del curso escolar, Cruz indica que ya han percibido el 80 por ciento, y que están en «contacto continuo» con la Junta de Andalucía para saldar el 20 por ciento restante, fundamental para atender pagos a proveedores.

Por otro lado, el presidente de la Federación Andaluza de Libreros lamenta que la administración no tenga «ningún tipo de intención de intervenir» en la venta directa de libros que hacen las órdenes religiosas en los colegios.

Los libreros explorarán el próximo año la posibilidad de unir todas las secciones representativas del libro (editores, distribuidores y libreros) en un órgano con un sólo portavoz, aunque sin que cada colectivo pierda su representatividad, avanza Juan Manuel Cruz.