¿De qué va De verden cuando, señor Salcedo?

Pues de que va a ir, de lo mismo que va España. Todo es cachondeo, espionaje, sobres, amigas del Rey, la imputación de unos y otros... Tenemos novedades, como la de Francisco. ¿Te parece Paco lo del Papa? El público seguro que acude con buena predisposición. Es inteligente, como el país. En vez de recibir palos respiramos lo único que podemos, humor. Hay crispación y crisis pero quiero taparle la boca a la Beckham [Victoria Adams], que decía que España olía a ajo. Lo que hay es un olor a chorizo que apesta. Ahora me vas a preguntar si De verden cuando es un monólogo.

Pues responda a la pregunta usted mismo...

Estamos en la era de los monólogos por culpa de los recortes. Son mucho más baratos. Lo mío no es un monólogo. Aparezco junto a Marcos Cruz, un pianista buenísimo. También tenemos una escenografía con leds, que están tan de moda. Y una pantalla grande. Es un espectáculo terapéutico. Me ha servido para evolucionar. Hubo un momento en el que no supe hacia dónde dirigir mis pasos y quise seguir en el teatro. Si Serrat tiene alma de marinero yo la tengo de titiritero.

¿Trae algo más que humor y música en su espectáculo?

Vamos a hablar de todo, también de los saltos de trampolín. ¿Qué está pasando en la tele? Le ha dado por tirar al agua a los famosos para reírse de ellos. Lo de Falete siendo trending topic para ver si provoca un tsunami es tremendo. La gente me pregunta por qué no aparezco en la tele. Está como para salir en ella. Oye, y a la infanta Cristina, ¿la van a imputar?

Pues la verdad es que no lo sé. ¿Usted por qué dice que sigue en sus trece?

Porque sigo en mi estilo. Ahora que está de moda tirarse en trampolín yo he recuperado mi propia línea. Y sigo en mis trece. Mucho público que viene a verme lo hace con nostalgia. Hace poco lo hablaba con Josema [Yuste]. La gente nos añora. Lo mejor que hicimos fue dejarlo a tiempo. Fíjate que han pasado 14 años y nos siguen echando de menos.

El 23 de abril volverá a reunirse Martes y Trece en un escenario...

No estaba planeado ni previsto. Ha sido un arrebato natural por solidaridad con Manolo de la Vega. Si hay que reunirse para recaudar fondos por un amigo se hace. Será en el Auditorio de Alcobendas. Han sido muchos años de querernos mucho, de encontrarnos en mil galas de verano.

¿Lo de Martes y Trece va a ir a más?

No, en estos tiempos no tendríamos cabida. Nos va muy bien a los dos y nuestra época quedó ahí. Ahora hay programas de humor y humoristas que se basan en Martes y Trece, aunque no lo digan. Hay mucha piratería. Estoy contento porque nuestra fórmula sigue vida. Ahí están los DVD. En De verden cuando hago un homenaje a Martes y Trece. Lo mejor que hicimos fue separarnos a tiempo. Hemos quedado en la memoria y cada guiño se agradece.

Dice Javier Cansado que de su época sólo siguen ellos y Los Morancos, ¿está usted de acuerdo?

No. Aunque no hacemos lo mismo que antes los demás seguimos ahí. Y no lo hacemos por dinero. Pasta me daba juntarme con Josema. Si quieres seguir con tu pareja toda la vida, allá tú. Gurruchaga y Kremel están representando Los reyes de la risa, una obra en la que dos cómicos se acaban matando. Las personas tenemos derecho a separarnos. Estoy a gusto y feliz y no me siento sometido. Ser mediático acarrea problemas. Yo, que era persona antes de dedicarme al mundo del espectáculo, perdí la libertad.

¿Los políticos hacen competencia a los humoristas?

Lo suyo está bien para salpimentar los espectáculos. Maldita la gracia que tienen. Son partidistas y están pringados. Luego ya depende del humor que tenga cada uno. A mí la política no me entretiene. Hay grandes maestros del género, como Pedro Ruiz o Tip y Coll. Estos fueron nuestros padrinos. Nos bautizaron con su número de la jarra y el brazo. Fue lo más grande que nos ha pasado y no me duelen prendas reconocerlo.