El arte ha de nacer de la pintura, no del motivo. ¿Esa es la primera lección de Cézanne?

Es una de ellas. La personalidad del artista, el signo, la marca que lo hace único y primigenio. Cézanne buscaba la formule, aquello que lo singularizase y al mismo tiempo resumiese su ser.

Cuanto más se singulariza el artista, más se muere de hambre, y cuanto más dinero gana, más ordinario se convierte. ¿Ese principio sirve también hoy?

No necesariamente tiene que ser así. Aunque en tiempos de Cézanne es divertido ver las millonadas que se pagaban por cuadros que hoy no valen casi nada, y en cambio cómo los impresionistas no podían vender ni un cuadro, ni por diez francos. De todos modos, la originalidad en general es perseguida, y el artista nato lo pasa casi siempre mal. En cambio, el oportunista, el imitador o el continuista triunfa.

Hay dos clases de pintores (los que tienen huevos y los que no), según su Paul Cézanne. ¿Está de acuerdo?

Totalmente. Hay artistas excelentes que realizan una obra justita, que no se arriesgan. Y les va muy bien. Hay otros, en cambio, que se lo juegan todo cada vez, con mejor o peor fortuna, pero son los que hacen evolucionar el arte. Los que lo hacen interesante.

Vemos en la novela a Cézanne y Pissarro pobres de solemnidad. ¿Es esa la condición del artista que quiere perdurar?

Pobres y con familias que no pueden alimentar. Uno de los ejes de la novela es la dificultad de conciliar la creación con la vida doméstica. El artista necesita comer, pero cuando es padre sus obligaciones se multiplican hasta límites que en ocasiones son insoportables. Cuando muere la hija de Pissarro, sobrevuela la idea de que quizá, con más recursos, se habría salvado.

¿La genialidad es una larga paciencia?

Sí. La frase es del conde de Buffon, a quien dediqué mi primera novela, y le hago un guiño en esta, poniéndola en boca de Cézanne. La inspiración existe, pero te ha de pillar trabajando. Todos los impresionistas eran muy trabajadores: disfrutaban pintando. A Renoir le parecía maravilloso que además le pagaran algo.

Si el arte es individualismo, el cultivo del yo, ¿casa mal con el comunismo?

Son aspectos distintos. No hay que confundir creatividad con política. Pero todo régimen totalitario persigue la individualidad y el librepensamiento. A la larga siempre es negativo para el arte y la creación.

Oiga, ¿qué problema tiene con el presente? ¿Por qué todas sus novelas giran alrededor de personajes históricos?

En realidad, hablando del pasado hablo del presente. Mi novela sobre Cézanne es pura actualidad: las dificultades del creador en medio de una crisis económica sin precedentes, la actitud despectiva de los burgueses, la tenacidad del creador, la valentía para ir a contracorriente… Eso es Cézanne y es lo que quiero contar.

¿Es un pintor frustrado?

Tengo muchos amigos pintores y a veces envidio no poder tocar los colores. Los escritores los trabajamos de otro modo, pero el recorrido creativo es parecido. Avanzamos a oscuras movidos por una idea, por un instinto.