El pasado martes 21 de agosto, en vísperas de hacer el paseíllo en La Malagueta, el diestro Saúl Jiménez Fortes era herido de gravedad en Bilbao por un toro de Alcurrucén. Hoy, nueve días después, vuelve a vestirse de luces en la plaza de toros de Palencia, donde le esperan reses de Zalduendo.

La Opinión de Málaga se ponía ayer en contacto con el matador, que se dirigía hacia la consulta del doctor Ortega en Salamanca seguir supervisando la herida por asta de toro en el tercio proximal de la cara interna del muslo izquierdo con dos trayectorias, desgarrando ambas el músculo recto interno. Una de ellas penetraba unos 12 centímetros, disecando la cara posterior del fémur; mientras que la otra, de trayectoria superficial, ascendía hasta región del pliegue inguino-escrotal. La suerte fue que ninguna de las dos trayectorias afectaba estructuras vasculares o nerviosas de entidad.

«Estoy sorprendido con la recuperación, sobre todo porque me he probado con los trastos y no me molesta nada», indicaba el matador malagueño, quien no obstante reconocía ciertas dificultades para correr o hacer otros ejercicios atléticos. Al fin y al cabo, el toreo se trata de hacer las cosas despacio? Así, aseguraba antes de verse con el galeno que «la idea es reaparecer cuanto antes», ya que «no se pueden parar veinte días como quisieran los médicos». Hoy toreará con los drenajes.

Pasado el tiempo, reconoce que lo que más le ha dolido de la cornada de Bilbao ha sido no poder estar presente en su Feria de Málaga, que era «muy importante» para él. «Para el año que viene volveremos», se consuela antes de reconocer que habría realizado tres paseíllos en La Malagueta, los dos en los que estaba anunciado y la sustitución de Morante. «Ésa era la promesa que teníamos de la empresa en caso de que no hubiera ocurrido nada excepcional», indicó. «Habría supuesto volver a matar seis toros en La Malagueta, en una apuesta que sé que era muy fuerte, pero después de haber pisado plazas muy importantes esta temporada, la base fundamental estaba en esa semana con Bilbao y Málaga. Era la semana clave», se lamenta.

Recordando la cornada, Jiménez Fortes fue consciente desde el principio de su gravedad. «Al momento sentí el pitón, me dolió y me quedé sin fuerza. Aunque hice un gesto de volver a torear, sabía que no podía seguir en el ruedo», dijo antes de añadir: «Estuve mucho rato colgado del pitón y me di cuenta de que había varias trayectorias». Lo positivo fue que «fue menos grave de lo que parecía, a pesar de haberme atravesado el muslo». Milagrosamente, no rompió vasos sanguíneos, pero sí que hubo mucho destrozo muscular.

Reflexionar ahora sobre los motivos de la cornada, cuando salía de la cara del toro al terminar una tanda, no es algo que le preocupe en exceso al torero de El Puerto de la Torre. Lo que tiene claro es que «no me pegan las cornadas por lila». «Los toros te cogen porque eres torero», y distingue entre tres tipos de cornadas: «Algunas son porque asumes riesgos extras, otras por culpa del torero y otras, simplemente, accidentes». Las dos últimas que ha sufrido (Marbella y Bilbao), las enmarca en el último grupo.

«Si piensas en no perderle nunca la cara al toro, al final sólo estás toreando a la defensiva. Para torear bien te tienes que entregar, y por eso pasan estas cosas. Ésa es mi forma de entender el toreo», concluyó el malagueño.