Se ha decidido por la autogestión a través de su propio sello. ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene pelear a la contra?

Realmente no considero que esté peleando a la contra de nada; en verdad mis diez años en multis son una experiencia necesaria para hoy tener tan claro qué quiero y cómo lo quiero; aprendí cosas importantes sobre cómo hacer bien las cosas y cómo no repetir errores tan básicos... Mi vida es mi experiencia.

Dice que en La Madriguera quiere hacer las cosas «de otra manera». ¿Cómo es esa «otra manera»?

Bien hechas, con pausa, con una estrategia definida, involucrando al público, teniendo en cuenta su opinión porque en definitiva es a ellos a quienes va dirigido este álbum. No vamos improvisando, todo está cuidado, con presupuestos humildes pero realistas. Ahora estoy haciendo lo que quiero; hace falta tener fe, ilusión y muchísimas horas de trabajo, porque La Madriguera no cierra nunca, no hay horario, ni sueldos fijos. Hay gente con talento, jovenes autónomos que suman a los propios que conformamos el sello. Se trata de tener ganas de trabajar, en definitiva.

¿Y es usted mejor compositora que gestora/empresaria, o al revés?

¡Quiero pensar que se me dan igual de bien ambas cosas! Pero prefiero dedicar mi tiempo a componer; eso no quita que me llene de vida ver cómo mi proyecto empresarial sale a flote y con resultados que jamas me dio una major.

Su música me resulta curiosa: está en una especie de tierra de nadie, demasiado sincera y personal para el ámbito comercial; quizás demasiado pulida y melódica para el territorio indie. ¿Se siente cómoda ahí, en ese espacio que es suyo y de pocos más?

Me siento como pez en el agua. Mi etiqueta es mi nombre, Vega, autora, compositora e intérprete con carácter propio. No lo cambio por nada. ¿Es más cómodo o seguro estar etiquetado en un estilo? Para mí no; cuando lo hacen me siento enjaulada.

Su trayectoria me recuerda un tanto a la de Pablo López, un malagueño que salta estos días al ruedo con su primer disco. Quizá se conozcan ustedes...

No tengo el placer de conocerlo, pero sí sé de su éxito. Los malagueños estan fuertes en el mundo de la música, ¿eh? Me alegra mucho ver caras nuevas llegando alto... Quiere decir que la música sigue viva; el tipo de música es lo de menos, lo importante es que hay y de muchos tipos, porque hay espacio para todos. Así que bien por Pablo López. Ya tiene mi respeto por sentarse a componer e interpretar lo que escribe.

Para usted -que además es licenciada en Relaciones Públicas, así que de esto sabrá un rato- es fundamental interactuar con su público, aprovechar al máximo las redes sociales; supongo que será gratificante pero le quita bastante misterio y aura a la música. ¿Qué opina?

Creo que le aporta realidad, quita el humo, el humo que engaña. La distancia enfría. Yo quiero a mi público cerca, me aporta más que un buen titular. Ellos no se olvidan de mí de un disco a otro. Estar en contacto con ellos por redes forma parte de mi día a día, ¡y eso no lo cambiaría por una siesta ni de 30 minutos! ¡Y eso que la necesito!

Llama mucho la atención la colaboración con Raphael en un tema. ¿Cómo surgió?

Surge de la admiración total que le tengo. De un mensaje por Twitter, de una respuesta positiva por su parte porque sintió que efectivamente la canción Wolverines estaba escrita inspirada en su forma de interpretar. Para mí es el artista por excelencia, un lujo y un honor contar con él, le estaré eternamente agradecida por hacerme volver a creer en los sueños.

Muchos artistas le piden que les componga temas. ¿Le diría a alguien que no?

Si alguna vez he tenido o tengo que decir que no es por falta de tiempo. Para poder hacerlo a todo el que lo pide tendría que dejar mi carrera como intérprete, artista y empresaria... Y ya le he dedicado tantos años que no quiero dejarla.

¿Y quién le gustaría que se lo pidiera?

Me encantaría escribirle una canción a Frank Sinatra... Tarde. Y en su defecto a Morrissey, que me requeteflipa.