Santiago Posteguillo, profesor universitario y escritor superventas, estuvo en Málaga el pasado 18 de octubre para promocionar Circo Máximo (Editorial Planeta), la segunda entrega de su trilogía de Trajano. Las carreras de cuadrigas, la conquista de la Dacia, la construcción de un puente sobre el Danubio y el juicio a una vestal se entrelazan en un relato de minucioso rigor histórico sobre poder, amor y muerte.

Circo Máximo presenta a un Trajano bastante justo. Su figura, sin embargo, no parece tan conocida como la de otros emperadores. ¿Por qué?

Fue lo que más me llamó la atención: lo importante que fue para el Imperio y la poca atención que se le ha dado desde el punto de vista literario, cinematográfico o televisivo. He llegado a pensar que es por el hecho de su homosexualidad, un tema tabú hasta anteayer. Siendo más retorcido, se ve que Trajano tuvo una lucha activa contra la corrupción y, claro, igual han querido que nos olvidáramos de él. No es que fuera un personaje democrático al uso moderno, porque eran otras las normas de juego, pero con su poder podía haber sido un tirano terrible. Sin embargo, gobernó en gran medida pensado en el bien público.

En algún pasaje se le ve discutir de impuestos con su consejo y negarse a subirlos para no gravar al pueblo y evitar que baje el consumo. Parecen las deliberaciones de un Consejo de Ministros aunque en nuestro presente los impuestos sí suben.

Hay gente que me dice: «Estás haciendo presentismo, usando el pasado para hablar del futuro». Yo les respondo que no, que todo eso está en los clásicos, en Tácito, en Plinio el Joven, en Dión Casio o incluso en la biografía sobre Trajano que hizo Julian Bennett. Trajano no quería subir los impuestos y devaluaba la moneda. Los que están en el pasado son nuestros políticos, que se han ido al siglo II, igual por eso me los encuentro y la novela parece tan actual.

Frente a la equilibrada figura de Trajano aparece un Adriano intrigante y perverso, ¿era en realidad así?

He construido un personaje diferente, que rompe una imagen legendaria, luego retomada por Marguerite Yourcenar en sus Memorias de Adriano. Ella misma reconoce que tomó sólo lo que le gustó del personaje. Adriano le sacaba un ojo a su esclavo si se enfadaba, maltrataba miserablemente a su mujer y ordenaba la muerte de consejeros que le llevaban la contraria. Es muy antipático si lo coges en su conjunto y yo hago novelas históricas no tan cargadas de lirismo sino más fidedignas. Pongo del personaje todo lo que sé y, claro, me sale con más sombras que luces. No está claro que Trajano quisiera que Adriano fuera su sucesor. Al final Adriano da un golpe de estado. Eso lo contaré en la tercera parte de la trilogía.

¿Consiguió Trajano sus objetivos?

No. Consiguió cosas sorprendentes. Augusto había dado orden de no cruzar el Rin, el Danubio y el Éufrates y Trajano no hizo suya esa norma. Conquistó la Dacia y luego parte de Arabia, Mesopotamia, Armenia y Partia hasta asomar al Golfo Pérsico, pero no logró asentar la conquista de Oriente. Tenía un plan, pero se le cruzó Adriano.

El libro recoge esa conquista de la Dacia y la construcción de un puente sobre el Danubio, una obra colosal para la época ¿Queda algo de todo aquello?

Fue la construcción de una nueva provincia y un nuevo país (la actual Rumanía). Si allí hoy se habla una lengua romance es por Trajano. Por eso hay inmigrantes que vienen y se adaptan muy bien a nuestro idioma. Hay pocos datos históricos de los dacios pero alguno hay. Otra forma de documentarse fue hacer un largo viaje por Rumanía y visitar esos lugares. Todo ha cambiado pero queda algo del puente que construyó Apolodoro de Damasco. De las 20 pilastras quedan dos: las otras 18 las derribaron en el siglo XIX para mejorar el tráfico fluvial por el río. Lo que hacían los romanos no se caía porque sí. El puente era impresionante, y lo hicieron en sólo tres años. De hecho, la novela en principio se iba a llamar Un puente para el César, un título muy bonito, pero luego estaban las carreras en el Circo Máximo y todo lo que pasaba en el palco, con más realce que la historia del puente.

La carreras de cuadrigas remiten irremediablemente a Ben-Hur, ¿le inspiró la película? ¿A qué serían comparables hoy?

En las dos versiones de cine, tanto la muda como la de Charlton Heston, las carreras están muy bien rodadas (las hizo el mismo equipo técnico). Yo quería narrarlas pero no me atrevía a hacerlo hasta que descubrí todos los datos que necesitaba. Técnicamente se podrían comparar con la Fórmula 1 pero a nivel de popularidad la comparación correcta es con el fútbol. Las rivalidades entre colores eran tremendas y en Constantinopla, siglos después, alcanzaron extremos brutales. En el hipódromo empezaban rebeliones que quitaban a emperadores.

Luego está el juicio a una vestal acusada de haber roto sus votos de virginidad...

Hacía tiempo que quería hacer una novela con juicio, algo ya recreado en parte en la trilogía de Escipión. Necesitaba un juicio presidido por el emperador y para eso necesitaba el tema de la vestal ya que Trajano, como pontífice máximo, dirigiría el juicio religioso. Si encima, la causa es que una vestal ha podido perder la virginidad con un auriga del Circo Máximo, se entrelaza todo.

Una estructura muy trabajada.

Siempre busco eso. La estructura de mis libros será más o menos afortunada pero le prometo que está bien pensada. La gente me pregunta: «¿Cómo se leen tan rápido?» Pues porque me paso días, semanas y hasta meses pensado en la estructura, haciendo esquemas, viendo qué capítulo va delante de otro y cómo entrecruzo las historias (luego sí escribo bastante rápido y soy de corregir poco). Eso eleva la tensión dramática y hace el libro más entretenido. Al que dice que mis novelas son gordas le digo que se lea tres capítulos y luego decida si seguir. Es un gran plato que sirvo en pequeñas cucharadas. La gente lo encuentra sabroso y se lo acaba.

¿Qué parte hay de historia y qué parte de ficción en Circo Máximo?

Está al 50%. Hay muchas más historia de los que parece: las campañas militares, las estrategias, las batallas y frases literales de los personajes tomadas de los textos clásicos. Sí es ficción el juicio concreto a la vestal que relato y las carreras de cuadrigas que aparecen en el libro pero está recreadas fielmente. Es decir, ocurrían así, aunque por ejemplo no nos hayan llegado los nombres de los aurigas que ganaban en esa época.

¿Qué elementos necesita una novela de este tipo para funcionar?

El amor y el jugarse la vida. Es lo que funciona. Un juicio administrativo o por herencias no hubiera funcionado. Hace falta la posibilidad de que un inocente muera. Cuando vi el tema de las vestales me dije: «Aquí hay novela». Los buenos relatos se mueven por historias de amor (a veces, imposibles), por sentimientos y por pasiones humanas.

La novela histórica ha tenido un gran éxito, ¿cuáles son sus referentes?

Hay de diferente calidad y tipo. Al final son los lectores los que deciden qué les gusta más. Como referentes en España cito, entre otros, a José Calvo Poyato, José Luis Corral y Jesús Maeso. A nivel internacional lo han sido para mí Henry Sienkiewicz, Robert Graves, Umberto Eco o Noah Gordon.

¿Por qué escribe?

La fuerza primordial es la pasión por contar historias. Tras 20 años en la universidad también hay grandes dosis de didactismo, pero cuidando de que el entramado sirva el relato para evitar que sea un ensayo. Así el lector aprende Historia y se entretiene.

¿Tiene Roma y el mundo clásico algo que decir al hombre actual?, ¿puede enseñar a no cometer los mismos errores?

Totalmente. Leer sobre ese mundo te hace más sabio. Decía Séneca que la sabiduría es la única libertad y Cicerón que quien no sabe lo que ha ocurrido antes de nacer está condenado a ser siempre un niño Aquí, lo digo por los de arriba, hay mucha gente que se ha olvidado de estas cosas. A veces creo que la clase política ha hecho dejación de funciones para someterse a los bancos y a las grandes empresas. Y la corrupción siempre ha existido pero los que son elegidos deberían tener al menos claro que su labor es reducirla.

¿Para cuándo el tercer volumen de la trilogía de Trajano? Y cuando la culmine, ¿seguirá escribiendo sobre el mundo romano?

Para 2015 espero. Antes, el próximo otoño, quiero sacar otro compendio de relatos. Y el futuro habrá que pensarlo. Puedo seguir con Roma o escribir sobre otros momentos de la historia de España.