"La artista más secreta del siglo XX". Así define José Lebrero, director artístico del Museo Picasso Málaga, a Hilma af Klint, una creadora instalada en el desconocimiento y la ausencia total de reconocimiento hasta hace no demasiados años. Klint (1862-1944) se adelantó a Kandinsky, Mondrian, Kupka y Malevich en la prefiguración de la abstracción, lo que obligaría a que reescribamos la historia del Arte. Sí, una mujer sueca iba unos años por delante de sus colegas masculinos, los que luego ocuparían capítulos enteros en los libros, pero nadie o casi nadie sabía de su existencia. Por eso, la inauguración ayer de 'Hilma af Klint. Pionera de la abstracción' es una buena noticia, como lo son todas las que ponen las cosas en su sitio. Y es que como apuntó ayer para la reflexión Montserrat Reyes, secretaria general de Cultura de la Junta de Andalucía, "sólo ha habido dos muestras individuales de mujeres de las treinta exhibidas en el Museo Picasso Málaga" -la otra, la de Sophie Taeuber-Arp-. Así que quizás las cosas no hayan cambiado tanto desde los tiempos de Hilma.

La exposición del Picasso reúne cerca de 200 piezas del casi infinito legado de la autora sueca -más de mil obras en su legado, a las que hay que sumar múltiples cuadernos repletos de anotaciones artísticas y vitales imprescindibles para abarcar en toda su extensión el opus pictórico-. Un acervo fundamental para acercarse a la vida y la obra -indisolubles en este caso- de Hilma af Klint, una mujer que buscaba mirar más allá de la realidad evidente y que decía ser una simple médium, un vehículo desde el que lo espiritual llegaba a lo material: "Sus obras no vienen de ella, sino a través de ella", clarificó Iris Mueller-Westerman, comisaria de la exposición.

Doscientes obras que casi nadie vio en vida de af Klint por expreso deseo de su autora: dejó dicho en su testamento que sus pinturas sólo se podrían exhibir veinte años después de su muerte, porque sólo a partir de entonces podrían ser comprendidas. Pintó para el futuro y el futuro es ahora.