El consejero de Cultura, Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso, muestra su satisfacción por la primera década de trabajo del Museo Picasso Málaga y anticipa algunas de las claves de sus próximos años, que estarán marcados por el interés en acercar la obra del genio a sus propios paisanos.

Me gustaría que me hiciera un breve balance de la primera década de existencia del Museo Picasso Málaga. ¿Se han cumplido los ambiciosos objetivos marcados en el proyecto?

Permítame que me remita al propio Picasso y haga referencia a que «la acción es la clave fundamental para cualquier conquista». En estos diez años el Museo Picasso Málaga ha crecido, ha madurado y cuenta con un bagaje que podemos calificar de satisfactorio. Datos son amores: más de tres millones y medio de visitas, cientos de miles de usuarios en diferentes actividades, incorporación de obras nuevas a la colección permanente, fusión de las dos fundaciones ... El balance es positivo y nos invita a no instalarnos en el conformismo sino a profundizar en nuevas exposiciones que ahonden en la obra del artista, implantar nuevos modelos de gestión e incorporar nuevos públicos.

Las relaciones entre la Junta y la familia Picasso parecen haber sido siempre fluidas. ¿Cuál es el estado de las cosas en este sentido?

El MPM existe por tres razones fundamentales: el deseo del artista para que su ciudada natal albergara su obra, el esfuerzo presupuestario de la ciudadanía andaluza y, muy especialmente, por la generosidad tanto de Christine como Bernard Ruiz Picasso. El agradecimiento de Andalucía, Málaga, con esta familia es eterno. Su aportación fue clave para hacer este sueño realidad y la dedicación en el día a día del Museo es impecable. Por ellos 233 obras se reúnen en la Colección MPM, y por ellos ésta se ve complementada, en forma de cesión temporal en comodato, con otras 43 obras de Pablo Picasso fruto de un convenio a quince años con FABA. Hay un compromiso común y una excelente relación.

La polémica entre la familia Picasso y José Lebrero se zanjó con un apoyo mayoritario de los círculos culturales a la labor del director de la pinacoteca. ¿Se han limado ya todas esas asperezas?

Agua pasada no mueve molinos.

Uno de los aspectos que más preocupa del Museo Picasso es que el porcentaje mayoritario de visitantes es extranjero. Existe la opinión generalizada de que es un museo de espaldas a la ciudad. ¿Implicar a los propios malagueños sigue siendo la asignatura pendiente?

Es la asignatura en curso. Profundizaremos por un Museo + Picasso + Malagueño + Andaluz. Queremos acercar y conectar más la ciudad, la provincia y la comunidad con el museo y la obra de Picasso. Todo ello sin descuidar al visitante extranjero, haciendo especial hincapié en públicos emergentes como el ruso y el asiático. Queremos un museo abierto que sirve también para mostrar la Andalucía más moderna, de vanguardia, emprendedora y creativa.

Poco a poco el Museo Picasso Málaga y la Fundación Picasso-Casa Natal están dando pasos en conjunto en una dirección común. ¿Se avanzará más en ese sentido?

Tenemos una relación permanente y fluida con todos las instituciones culturales centradas en el estudio de la obra picassiana. Y con un centro de documentación sobre el artista de tanta relevancia e importancia no puede ser menos. El diálogo, la participación y las sinergias que puedan establecerse serán sin duda positivas para ambas instituciones.

¿Qué retos/objetivos se marca la Junta de Andalucía para el MPM a medio-largo plazo?

Además de que los andaluces y malagueños hagan mas «suyos» el Museo queremos profundizar en un nuevo modelo de gestión que permita una modernización de la estructura y aprovechar al máximo todos los recursos disposibles. Gestionar bien y mejor. También enriquecer la oferta de actividades, talleres, ponencias, exposiciones y conferencias; subrayar la importancia de la educación en estos tiempos difíciles e implicar a la comunidad educativa. Por último, y no menos importante, pretendemos hacer del MPM una referencia museística internacional como espacio de análisis, debate y reflexión sobre los nuevas forma de gobernanza museística del siglo XXI.