Federico Beltrán, como presidente de Famadesa, es un personaje conocido por crear riqueza en Málaga desde su matadero en Campanillas. También su faceta de concejal del Ayuntamiento de la capital entre 1987 y 1995 y, sobre todo, haber sido presidente del Málaga Club de Fútbol (1995-1997), le han hecho tener una posición destacada en la sociedad local.

Tanto es así que esta misma semana obtenía el premio Hacemos Málaga en su primera edición, un galardón instituido por la Diputación de Málaga; en tanto que desde la Federación Malagueña de Peñas La Alcazaba se ha hecho público su nombramiento como Malagueño de Pura Cepa, que se hará efectivo el próximo 9 de noviembre durante el acto del XXXII Aniversario de este colectivo.

Entre los méritos obtenidos para la concesión de este último reconocimiento se encuentra su defensa por las tradiciones malagueñas, entre las que evidentemente destacan los toros. Entre las aficiones de Federico Beltrán, junto al fútbol (fue árbitro), siempre estuvieron los toros. De hecho, su nombre ha estado vinculado a todas las empresas que han ido pasando en los últimos años por el coso de La Malagueta, aunque no ha sido hasta la temporada que acaba de concluir cuando ha encontrado los socios idóneos: José Cutiño y Simón Casas.

«Los proyectos que toco, como les echo tanto cariño, suelen salir bien», asegura, y así califica de positiva su primera temporada como empresario taurino. «Por lo menos no se ha perdido lo que pensamos que se podría llegar a haber perdido», bromea con la esperanza de que en el próximo 2014 se pueda contar con la doble presencia de José Tomás, tal y como estaba previsto este año.

A diferencia de cuando fue presidente del conjunto de La Rosaleda, algo que con la perspectiva del tiempo califica como «una locura», su entrada en el mundo del toro ha sido mucho más meditada. «En el Málaga íbamos a pecho descubierto y era el presidente. En los toros entro a ayudar y colaborar con José Cutiño, un hombre que no conocía de nada pero que ahora es mi amigo, y con Simón Casas», asegura.

Su función pasa por ser la voz malagueña en la sociedad, por transmitir a sus socos cual es el sentir de la afición que ocupa las localidades de los tendidos de La Malagueta. «Ellos son los que llevan el peso fuerte, y yo simplemente les aconsejo en cómo es Málaga y qué es lo que espera la afición, cual es su sentir», indica antes de manifestar que «los dos saben muchísimo de este mundo, y además Cutiño se parece mucho a mi en estar hecho desde abajo tras haber comenzado como mozo de espadas de Espartaco». Haciendo balance de la temporada, Beltrán reconoce que «las cosas han salido incluso mejor de lo que se podría esperar, el público ha respondido con buenas entradas y, al menos, no se ha perdido el dinero que se pensaba que se podía perder». No obstante, sorprende que su entrada en el negocio taurino coincida con un momento de crisis económica que, evidentemente, afecta especialmente a sectores que no son de primera necesidad. «Me lo habían propuesto muchas veces antes, pero no me habían gustado los proyectos; yo también sé decir que no, y donde pienso que no es el momento idóneo no estoy», concluye.