Enrique Ochoa fue muy amigo de Picasso y Alberti. Sin embargo, nunca llegó a alcanzar la misma fama que ellos. ¿A qué se puede deber?

A lo mejor no fue tan conocido como ellos, pero desde luego compartía el mismo talento. Pasa como en tantos otros aspectos de la vida: por simples motivos de fortuna. Si el arte nos ha enseñado algo a lo largo de todos estos siglos es que muchas veces está condicionado por aspectos ajenos a él. En el arte el apoyo a una persona constituye uno de los principales pilares del propio éxito. Quizá Ochoa careció un poco de ayuda en ese sentido. Por eso se hace necesario darlo a conocer.

¿Podemos considerar a Enrique Ochoa como un precursor del expresionismo?

Si partimos de la base de un artista que comienza desde fórmulas conocidas para luego experimentar con algunas nuevas, es lo que yo veo. Se trata de un pintor profesional que en su vida era un hombre que andaba metido en su mundo; era un hombre que estaba de espaldas a la vida, sin importarle lo que los demás pudieran decir de su trabajo. Es muy sorprendente ver obras de él y ver luego otras de años posteriores. Te das cuenta de que no tienen nada que ver. Es un claro ejemplo de su evolución. Hay pintores que una vez alcanzan un estilo se quedan plantados, como por ejemplo José de Ribera. Ochoa, sin embargo, da pasos gigantescos en su evolución.

¿Qué ha podido provocar estos cambios en su obra?

Un artista es muy sensible a todo lo que le rodea. Yo creo que en parte, como es normal, le pudo conmocionar conmocionar un poco la Guerra Civil. Y eso el artista lo expresa a través de sus pinturas. En sus obras empiezan a aparecer figuras dramáticas y verdaderamente aterradoras...

Ha dicho que era un hombre metido en su mundo. ¿Cómo es la mente de un artista?

Muy pendiente de esa voz interior que les susurra y muy difícil de descifrar. Así es el artista auténtico. A veces consigues interpretar algo a través de largos estudios y viendo muchas de sus obras. De eso se trata un poco el trabajo del crítico.

Viendo la actualidad del mundo artístico, ¿es al arte hoy día una mera cuestión de cotización?

Es un poco lo que tiene nuestro tiempo, ¿no? Muchas veces, por desgracia, nada tiene que ver el valor artístico con su valor en el mercado. Vemos cómo los aspectos contrarios a la obra de arte, ya sea el encanto, la fama o el marketing determinan unos precios que nada tienen que ver con la calidad en sí de una obra.

¿Qué cree usted que puede suponer para Málaga que se instale una sede del Pompidou aquí?

Algo he escuchado... Sinceramente, me cuesta mucho evaluar estas cosas. Pero que nadie piense que las obras del Pompidou llegarán a Málaga; en todo caso serán pinturas de sus fondos. De todas maneras, yo, como conservador de museo, soy muy crítico con estos temas. El movimiento de las obras puede ser algo muy perjudicial. Yo entiendo que esta idea pueda no gustar mucho en esta sociedad. Ahora parece ser que todo el mundo se lanza a las exposiciones porque está de moda.