¿Por qué cuando presentó Calle 54 desplazó su residencia de Nueva York a Madrid?

Quise aprovechar el tirón y la fama que tuvo la película. Me quedé por trabajo, había una abundancia por dentro de mí que me pedía dirigir mis cosas aquí.

O sea, ¿qué fue una decisión únicamente suya?

Así es. Algunos músicos me estuvieron convenciendo como Javier Limón, Josele, el Piraña. Me dijeron durante la promoción de Calle 54: ¡Quédate aquí! Y lo pensé.

Esa época coincidió con el atentado del 11-s. ¿Estuvo allí?

Sí. Yo vi caer una de las Torres Gemelas desde la calle. Pensé que era un truco. Inmediatamente pensé que estaba relacionado con George Bush.

Venir a España catapultó su fama y prestigio...

Creo que sí [risas]... Nueva tierra, nuevas oportunidades...

¿Es usted uno de los impulsores del jazz flamenco?

No sé si soy uno de los máximos exponentes, pero le añadí un toque personal. Es algo natural, cuando oigo música sé que inventar.

Su primera experiencia aquí fue con Jerry y los piratas del Flamenco...

Diego El Cigala se me presentó con Javier Limón, no lo conocía, y me impresionó. Utilicé sus toques flamencos para mezclarlos y funcionó fácil.

¿Cuáles son sus influencias más arraigadas?

Los timberos de cuba y los trompetistas del mundo del jazz. He tenido muchas experiencias musicales con grandes de la música. He tocado con Tito Puente, Dizzy Gillespie, Jaco Pastorius...

¿De dónde le viene la afición de la música?

Mi padre era cantante. Aprendió a tocar la trompeta cuando yo era niño. A mi me llamaba mucho la atención y tenía ganas de aprender. Me enseñó a sacarle el sonido.

¿Es difícil empezar a tocar un instrumento tan complejo?

Es un instrumento muy complicado te tocar...[risas]. Son tres pistones para doce notas. Es una ciencia de músculos compleja. Es muy vocal, cuesta mucho aprenderlo. Necesitas mucho tiempo.

También aprendió a tocar la conga por accidente...

Me rompí la pierna en el monte jugando cuando era niño, lanzándome por una soga y me caí y me rompí la pierna. Unos muchachos pasaron con una conga. Le di a la conga y me hice daño en la mano. Pregunté: «¿Cómo se toca esto?» Después los amigos venían a casa a escuchar música. El gran Tito Fuentes, Palmieri... Alguien me trajo una conga como un juguete turístico. Empecé a practicar escuchando discos. Replicaba lo que oía. Uno de los modelos míos era Mongo Santamaría, aprendí a tocar el cumbao como él.

¿Con qué músico le hubiera gustado tocar y no lo ha hecho?

He llegado a tocar con muchos que me han gustado. Me hubiera apetecido tocar más con alguno y grabar alguna cosa pero están muertos y hay que seguir solo.

Ha sido nominado seis veces a los Grammy y a pesar de ello, nunca lo ha ganado. ¿Tiene una espina clavada?

Los Grammy están controlados, los gana el que más dinero tiene. No me importa no haber ganado ninguno. Si hubiera un juicio imparcial y objetivo para elegir un ganador justo, hubiera podido ganar alguno. Las compañías más grandes son las que empujan a un vencedor u otro. He escuchado a mis rivales en cada nominación y musicalmente para mí no había ninguno que me gustara más que el mío, es una opinión personal. Pero no me gustó nada lo que oí.