La emotiva confesión de amor de Antonio Gala hacia Málaga dejó anoche sin habla a los asistentes a la entrega de las Medallas del Ateneo 2014, una velada que se celebró en la Sala María Cristina y que también tuvo como protagonistas al juez Bermúdez, la rectora Adelaida de la Calle, la escultora Elena Laverón y la Asociación de Consumidores y Usuarios Facua Málaga, todos ellos reconocidos por la institución. «No sé lo qué decir. Málaga y Córdoba son las dos ciudades que más quiero en el mundo», comenzó el autor de Los buenos días perdidos, que cerró su intervención con una confesión con la que enmudeció al auditorio. «Málaga para mí ha sido el anticipo del paraíso que no voy a tener. He venido a Málaga a decirle adiós a la vida». Tras unos segundos de silencio, el público se puso en pie para ovacionar al escritor, que padece cáncer desde hace varios años y que vive retirado en su finca La Baltasara en Alhaurín El Grande. El director del Museo Picasso Málaga, José Lebrero, fue el encargado de hacer entrega de la medalla a Antonio Gala, que fue presentado por el escritor José Infante.

Por su parte, el magistrado de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez, que recibió la medalla de manos del presidente del Ateneo, Diego Rodríguez, tras la presentación de la vicepresidenta de la institución, María Isabel Roldán, aseguró aceptar la distinción «en nombre de todos los jueces anónimos que a diario trabajan duro y desempeñan su labor con la mejor voluntad». El acto arrancó con el reconocimiento a la labor desempeñada por Facua Málaga, representada por su presidenta, María Dolores García, que aseguró que esta asociación trabaja «con el convencimiento de conseguir un mundo más justo, más seguro y más saludable», aunque reconoció que «no es fácil». Tras una introducción por parte de Manuel Sánchez Vicioso, vocal de la junta directiva del Ateneo, la directora de la Obra Social de Unicaja, Dolores Cano, hizo entrega de la medalla a María Dolores García, que matizó que Facua «es lo que es por anteponer los intereses de los consumidores ante otros intereses».

El segundo galardón de la velada, que estuvo conducida por la periodista Isabel Ladrón de Guevara y que fue amenizada por la Joven Orquesta Promúsica de Málaga, fue para la artista Elena Laverón, en cuyas esculturas «fluye la vida», como aseguró el escritor y crítico de arte Antonio Abad. El alcalde, Francisco de la Torre, hizo entrega de la distinción a la creadora. La medalla a la rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle, entregada por el consejero de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía, José Sánchez Maldonado, y de cuya presentación se encargó Ángel Gabilondo, exministro de Educación, cerró la emotiva ceremonia. De la Calle recordó simbólicamente la puerta de la sede del Ateneo, «siempre abierta a todos», y su empinada escalera, «que demuestra que se puede alcanzar el conocimiento, aunque éste se ponga cuesta arriba».

Minutos antes del arranque de la velada, un grupo de estudiantes del Conservatorio Superior de Música, el Conservatorio Superior de Danza y la Escuela Superior de Arte Dramático se manifestó en la puerta del Antiguo Real Conservatorio María Cristina para reclamar la integración de las artes en los planes universitarios.