¿Cuál es el último libro que ha leído?

Glenn Gould: cartas escogidas, editado por Global Rhythm. La selección de la correspondencia que el pianista canadiense cruzase con directores de orquesta, pianistas, compositores, ingenieros de sonido, admiradoras/es… nos habla de un hombre obsesionado por todos sus proyectos, musicales o radiofónicos, el trabajo como brújula de su vida. También nos explica su miedo a volar o sus problemas con la comida. Bromas, excusas con que eludir distintos compromisos, confesiones en voz baja, explicaciones acerca de su técnica pianística…

¿Qué libros recomendaría?

Diré dos. Uno, Las ciudades invisible, de Italo Calvino, o lo que es lo mismo, poesía en prosa. Valiéndose de la figura de Marco Polo, el escritor realiza un recuento de las ciudades visitadas por el aventurero a lo largo del mundo: todas ellas con nombre de mujer. Todas, sin excepción. Las hay escondidas en un agujero en la pared o colgadas de un abismo. Con tuberías al aire o habitaciones enterradas bajo toneladas de tierra. Por si no fuera bastante, la fantasía desborda cada párrafo, cada descripción. Dos, entre los más actuales, destacaría El lagarto en la Roca, de Antonio Calzado. Una novela que sirve de confesión a un lisiado/monstruo de una guerra futura. Sus compañeros de desgracias -todo un aquelarre de seres casi tan derrotados como él-, y su vida son analizadas por el Lagarto con un nihilismo desafiante. Ácida y políticamente incorrecta, divertida y terrible.

Un autor imprescindible en su biblioteca.

Muchos: J.Steinbeck, R.Bradbury, J.Marsé, I.Calvino, L.Tolstoi, H.Melville, J.Cortázar… De éstos y otros muchos me gusta casi todo lo que se ha publicado. También señalaré a Antonio Lobo Antunes, poseedor de un estilo único por su fuerza y diabólico por su dificultad.

¿Utiliza el ebook o cualquier otro soporte digital?

Por ahora no.

¿Es asiduo a la Feria del Libro de Málaga? ¿Le gusta el enclave? ¿Qué aspecto mejoraría?

Suelo pasear por ella. El enclave actual es muy vistoso, pero es simplemente eso, llamativo, soleado, casi de postal turística. Pero es muy poco práctico, además de una grave discriminación con respecto al Festival de Cine Español. Si queremos darle justa importancia a la literatura, ésta debería ocupar el mismo lugar que el cine: calle Larios o la Plaza de la Constitución. En tanto no se consiga esto, la Feria del Libro seguirá muriéndose, año a año.

@Raquel_E