Asegura Jorge Rando (Málaga, 1941) que «la creación sin amor es sólo color sin alma». Y es precisamente amor lo que rezuma cada rincón de su museo en Málaga, inaugurado oficialmente ayer, aunque no abrirá sus puertas al público hasta el próximo martes 3 de junio, día en el que la oferta museística malagueña se verá aumentada con sus casi mil metros cuadrados. El Museum Jorge Rando toma como ejemplo el funcionamiento de las Kunsthalle y las Kunsthaus alemanas, en las que las exposiciones de obras se complementan con otras muchas actividades divulgativas y creativas. Con ese espíritu nace este nuevo equipamiento cultural que, en palabras del propio Rando, desea convertirse en «la sala de estar del arte en Málaga». «Hemos querido que no sea un museo al uso y que este espacio sea cuna del arte. Nuestro objetivo es infundir el amor al arte; que sea un espacio destinado a ser disfrutado por la cultura y donde artistas, amantes del arte y todo aquel que desee descubrir una importante manifestación artística, encuentren un lugar en el que no son considerados visitantes sino invitados», dijo el artista malagueño.

Ubicado en el edificio anexo al Convento de las Mercedarias, en calle Cruz del Molinillo, el Museum Jorge Rando es la primera institución museística en España dedicada al estudio y difusión del expresionismo y el neoexpresionismo, corriente artística explorada por Rando a lo largo de su dilatada trayectoria, desarrollada principalmente en Alemania, país al que emigró siendo joven y donde mantiene su residencia y taller en la ciudad de Hamburgo.

El espíritu autónomo del artista se refleja en la propia gestión del museo, de acceso gratuito, y su mantenimiento, que no recaerá en las arcas públicas sino en la Fundación Jorge Rando, creada junto a su mujer. «Todo va a ser gratis y administrado por una entidad privada como la fundación», resaltó, aunque el Ayuntamiento sí que ha participado en la consagración de este proyecto, puesto que las obras de rehabilitación del inmueble y de acondicionamiento del museo ha supuesto una inversión municipal de 965.500 euros. La inversión privada, por su parte, ha sido cercana a los 400.000 euros. Así, el total de la inversión realizada en este nuevo espacio por parte del Ayuntamiento y la Fundación Jorge Rando ha sido superior a los 1,3 millones de euros.

Con una superficie total de 938,64 metros cuadrados, el nuevo museo está distribuido en tres plantas y un semisótano, además de un patio interior. El espacio que ocupa el museo albergaba el antiguo Colegio-Guardería, la Casa de los Guardeses y el Postulado del Convento de la Santísima Trinidad de las Madres Mercedarias de Málaga. El centro cuenta con cuatro salas expositivas, de las que dos contendrán distintas obras de Rando de forma alternativa, mientras que las otras dos se destinarán a exposiciones temporales de otros artistas nacionales e internacionales, siempre expresionistas o neoexpresionistas. La muestra inaugural, que ocupa todas las salas, está compuesta por más de más de un centenar de obras -unas 120- del artista, entre lienzos, acuarelas, dibujos y esculturas. «Entre las salas he querido dejar las paredes en blanco para que los visitantes dejen su mente en blanco», destacó Rando, que ha cuidado al detalle la disposición de las obras y las estancias -en las que destaca la iluminación, tanto natural como artificial-, de todo el museo para ofrecer una experiencia única al público. «El museo está configurado para albergar obra expresionista, con elementos duros como el hormigón visto, el acero, el hierro y la luz, y distribuido de forma que, cuando se pasa de una sala a otra, la mente queda completamente libre, porque sólo hay luz y blancura».

«La configuración del museo no es la que estamos acostumbrados a ver, quizás porque la ha hecho un pintor. Siempre los museos se hacen a pintores muertos o se le dan a comisarios o directores, pero no a los pintores», explicó Rando, que detalló que sus obras expuestas no poseen la línea con la que se marca la distancia mínima entre un cuadro y los visitantes porque lo considera una contradicción. «Lo que más quiere un artista es que observen sus obras. Y a mí me encanta que se acerquen a mis cuadro. Además, si la máxima de un pintor es la libertad, cómo voy a poner límites a los que viene a ver mis pinturas. Los cuadros llevan varias capas de protección y no les afecta que les echen el aliento», destacó.

Las cartelas de las obras están colocadas en el suelo y no en la pared, porque «o se lee o se mira el cuadro», y no contienen datos como las medidas de la obra o la técnica, sino que son «una pequeña introducción o abrir el camino a lo que se va a ver, porque la pintura expresionista a veces es dura o hay que interpretarla». «Jamás he titulado un cuadro, el título que se lo ponga el observador. Estoy convencido de que, en el momento en que la obra recibe la última pincelada y, por desgracia, la firma, que yo la prohibiría, el cuadro deja de pertenecer al pintor y ya pertenece al espectador», matizó Rando. El propio artista quiso destacar también la singularidad del patio interior al aire libre del museo, de 118 metros cuadrados, que cuenta con un árbol mandarino de más de 110 años de antigüedad y que fue plantado al abrir el convento en 1893.

La gestión cultural no se centra en la mera función expositiva sino que se presenta conjuntamente a una actividad cultural continua a través de programas educativos, conferencias, coloquios, conciertos y proyecciones de cine, entre otros eventos. «Habrá talleres para pintores consagrados o en formación, se ayudará al que no tenga un espacio o dinero para comprar lienzos o caballetes y también habrá sesiones de cine o conciertos gratis», confirmó Rando.

Un elemento «primordial» será la enseñanza, y por eso ya se ha enviado el programa educativo a todos los colegios de la provincia. Según el artista malagueño, el centro quiere contar con la mayor biblioteca de España sobre expresionismo y la mayor de Europa en español, para lo que el museo se está nutriendo con los fondos de su propia biblioteca personal.

De hecho, la Fundación Jorge Rando cuenta con su propio sello editorial, que ha querido sumarse a la apertura del museo con la publicación de una serie limitada del volumen Pensamientos y reflexiones, que recoge los escritos de Rando respecto «al arte en general y sobre la pintura en particular» entre los años 2000 y 2010. Rando quiso destacar una de las últimas reflexiones que recoge este libro, titulada El triunfo del pintor y en la que, según explicó, explica que «el pintor habrá triunfado cuando se dé cuenta de que su triunfo está en pintar y no en salir en la televisión».

Rando no quiso desaprovechar la ocasión para recordar el papel fundamental que desempeñó el exconcejal de Cultura malagueño, Diego Maldonado, en la materialización de este sueño, ya que fue Maldonado quien le animó a traer Málaga este museo que estaba en origen pensado para abrir su puertas en Madrid. Otro acto de amor que hace aún más grande al creador de este espacio que surge desde su propio corazón.