¿Han planteado Lasa y Zabala como una recreación fiel de los hechos?

Sí. Abarca desde la desaparición de estos dos chicos hasta que se encontraron sus cuerpos y, posteriormente, el juicio que se celebró doce años después y que echó luz sobre todo lo que había pasado. La película se basa en el sumario, que es todo lo que quedó probado después del juicio. Tratándose de un caso tan polémico y sonado hemos preferido respetar el sumario y no salirnos de ciertos aspectos que son del todo conocidos pero que no están del todo probados. Estuvimos casi dos meses de rodaje más otros seis meses de preparación. Una película que esperamos que se pueda estrenar alrededor de septiembre de este año.

Sin duda va a generar bastante polémica...

Sí, son temas polémicos, pero películas como Lasa y Zabala ayudan a sanear la democracia y creo que va a venir muy bien.

Hablando de sanear la democracia, ¿cuál es su primera impresión sobre la abdicación del Rey?

La primera impresión es que ya era hora... y la segunda impresión es que espero que podamos decidir cuál es el futuro de este país: si todo el mundo quiere que haya un sucesor o se cambia el modelo de Estado. Creo que hay en estos momentos mucha gente que piensa que el modelo de Estado no es el correcto para los tiempos en los que vivimos. Lo más justo y democrático, dado que vivimos en una democracia, es que todo el mundo participara y que todo el mundo decidiera cuál sería el siguiente modelo de Estado.

¿Propondría un referéndum?

Sí. La democracia se basa en que el futuro de este país lo decide una mayoría. En este momento, con los problemas económicos que estamos viviendo, tal vez ha llegado el momento de que la gente decida si la monarquía debe acabar o no, si hay una manera de que el Estado funcione de una manera más natural y mejor. Si se hace a golpe de dedo será difícil que la gente lo entienda.

En los resultados de las últimas elecciones europeas, los dos partidos mayoritarios juntos no suman ni el 50 por ciento de los votos. ¿Está la gente enseñando los dientes?

La gente está abriendo los ojos y está viendo que la situación actual necesita un cambio, no sé si radical, porque cuando se usa la palabra radical todo el mundo echa a correr, pero sí un cambio de fondo y de formas... y reaccionar. Con todos los casos de corrupción que están apareciendo tanto por un lado como por el otro, está claro que los partidos mayoritarios han perdido la confianza de sus votantes. Mientras no hagan cambios profundos como los que propone Madina en el PSOE o... ¡no recuerdo ninguno del PP que proponga ningún cambio [risas]! Hasta que no haya este tipo de cambios está claro que tendrán difícil volver a recuperar la confianza de esas grandes mayorías que tenían.

Ha participado en una campaña contra el fracking en el País Vasco. ¿Los actores pueden contribuir a dar fuerza a estas iniciativas ciudadanas?

El empuje mediático que tenemos tiene unas veces un aspecto, digamos, más comercial y otras veces un aspecto social. Mi participación en la campaña se debe a que creo absolutamente que el fracking es un error. Lo están anunciado como si fuese la salvación para la economía pero estamos hablando de nuestro futuro, de nuestra tierra, de nuestra agua... Eso es innegociable.

¿En qué sentido?

En países como Estados Unidos ha quedado demostrado que las prospecciones de fracking han contaminado acuíferos, han destrozado parajes naturales, han provocado enfermedades en animales y en seres humanos... Sabemos perfectamente que es una técnica muy dañina para la naturaleza, y parajes como mi tierra, el País Vasco, o Ibiza, no deberían ser nunca invadidos por este tipo de empresas que en lo último que piensan es en el futuro, piensan solo en el presente y en la economía presente. Tenemos que pensar que dentro de 100 o 200 años estarán aquí nuestros hijos y lo que más desearán es que esté limpio el ambiente.