Jeff Kinney es el autor del 'Diario de Greg'. La editorial (RBA) lleva cuatro años intentando traer a España a este dibujante y escritor estadounidense (Maryland, 1971). Al final, lo ha conseguido con la presentación del volumen siete de su saga, de la que ha vendido veinte millones de ejemplares en todo el mundo (dos millones en España) y que le ha servido para que la revista 'Time' lo situara entre las cien personas más influyentes del planeta, algo a lo que Kinney resta importancia: "No creo que sea influyente ni en mi propia casa, la verdad no sería de mucha ayuda"

Dada la actualidad, ¿qué diría Greg si fuera invitado a la proclamación de un rey?

-Estaría un poco decepcionado, porque el centro de atención no sería él.

Greg es un antihéroe. ¿Así son los superhéroes del siglo XXI, los nuevos Superman?

-Greg es todo lo contrario a los superhéroes, porque no hay nada especial en él, aunque él sí crea que es especial.

Se parece más a Mafalda, ¿no?

-Pues no conozco a Mafalda, aunque he escuchado mucho sobre ella durante este viaje, así que me llevaré un libro. Me gustaría que Greg tuviera la influencia permanente que veo que ella ha tenido.

¿Uno de sus objetivos es huir de la moraleja y el sermón?

-Sí. No me interesa moralizar, trato de huir de todo eso. Solo quiero entretener a los niños, que se diviertan.

Ha conseguido lo que Greg desea: ser rico y famoso. ¿Lo soñaba también de niño?

-Soy estadounidense y todos tenemos esa noción de niños de que seremos presidentes del país. Puede parecer absurdo, pero es la visión que la televisión transmite: que cualquiera puede ser rico y famoso incluso sin tener ningún talento.

¿No le gusta el color, cree que la vida es en blanco y negro?

Más bien creo que la vida es en gris. Cuanto más vivo, más me doy cuenta de que la realidad tiene distintas tonalidades de gris.

¿Y el hecho de realizar un dibujo sencillo y de pocos trazos es para que todos los niños puedan verse en Greg?

Lo que pasa es que yo quería ser humorista gráfico de periódicos, pero me di cuenta de que no tenía un estilo muy refinado y de que tenía que tratar de dibujar como hacen los niños y ser verosímil.

¿De qué sirve ser una de las personas más influyentes del mundo?

No creo que sea influyente ni en mi propia casa. La verdad, no creo que sea de mucha ayuda.

¿Dejaría la serie de Greg por alguna razón?

Al principio pensaba que era literatura y debía tener un punto final, que duraría cuatro libros, lo habitual en las sagas. Pero me di cuenta luego de que se trata más bien de un cómic, como Charlie Brown, así que espero que pueda seguir mucho tiempo.

Justifíquese: ¿por qué la literatura infantil es tan importante o más que la de adultos?

Porque nada puede cambiar tanto la vida de un niño como un libro, no hay nada más mágico cuando eres pequeño.

Y, como J.K. Rowling, ¿no ha tenido la tentación de hacer libros para adultos?

Creo que ella y yo nos movemos en direcciones opuestas. Ella empezó con libros para niños y pasó luego a los de adultos; yo pensaba al principio en hacer dibujos y libros para mayores y han acabado siendo para niños. He aprendido que este es mi destino.

Greg salió del mundo digital, pero sin los libros de papel no hubiera ganado tanto prestigio ni dinero. ¿Cómo vive ese debate entre lo digital y el papel?

Es verdad, empezó en línea, teníamos mil visitas al día y en un año llegamos a doce millones, pero aún así lo sentía como un secreto, no alcanzaba el éxito. Hasta que llegó el papel. Quizá lo digital no se siente como permanente. Además, para los niños es mejor el libro en papel.