A Juan José Padilla le bastó con volver a ser fiel a sí mismo, y no el torero cauto de su primera actuación en la feria, para gozar de nuevo del calor de unas peñas pamplonesas que le idolatran y que acabaron sacándole a hombros camino de la calle Estafeta.

En cambio, a Pepe Moral y a Jiménez Fortes la búsqueda del triunfo en Pamplona les supuso un camino más espinoso y exigente, que sólo tuvo una meta satisfactoria -la oreja del quinto toro- en el caso del primero, que entró en el cartel en sustitución del aún convaleciente David Mora.

En ese contexto, la actuación de Padilla, recibido ya con gritos de aliento desde el paseíllo, fue un constante guiño a un público que le tiene entre sus preferidos. De hecho, una imagen suya, junto a la de Hemingway y el cabezudo Caravinagre, ilustra el cartel de estos Sanfermines.

Ya metidos en harina, al gaditano le correspondieron, además, los dos mejores toros de una corrida de Fuente Ymbro a la que faltó motor -raza y fuerza- para mover sus serios corpachones. Aun así, el lote de Padilla, con una mayor nobleza y movilidad que el resto, le puso las cosas fáciles para corresponder a su forma a tanto cariño.

Ante tal material, no fueron las suyas dos faenas exquisitas, ni siquera de excesiva entrega, sino que se basaron sobre todo en un talante festivo que tanto encaja con el espíritu de la plaza iruñesa.

Bullidor con el capote, hasta el punto de que recibir al primero con cuatro largas cambiadas de rodillas, fácil y sin apreturas con las banderillas y correcto con la muleta en el toreo fundamental, Padilla calentó más a la gente precisamente con los rodillazos, los desplantes y demás alardes populistas. Pero donde de verdad se notó esa integración total de Padilla en la ciudad en fiestas fue en las vueltas al ruedo, cuando unas peñas volcadas corearon su nombre y le cargaron de pañuelos, banderas piratas e imágenes de San Fermín, su ‘compañero’ de cartel de fiestas.

Pepe Moral

Otro argumento muy distinto fue el que tuvieron las faenas de sus compañeros de cartel, que hubieron de faenar sin tantos matices a favor. Y en especial contra unos lotes que desde el principio se lo pusieron cuesta arriba. El primero de Pepe Moral, por ejemplo, marcó ya de salida la querencia de la puerta del encierro, que confirmó luego rajándose y defendiéndose a cabezazos para hacer imposibles los esfuerzos del sevillano. Y el quinto, que sí fue más noble y claro, estuvo tan medido de raza que llegó a echarse por su cuenta en los primeros compases de la faena.

No se desesperó por ello Pepe Moral, sino que con un temple y una seguridad impropios de quien sólo ha toreado dos corridas en España en las últimas tres temporadas, fue sosteniéndolo y encelándolo hasta lograr varias series de muletazos, especialmente al natural, de pulso, largo trazo y sabroso regusto clásico. Sin duda, de lo mejor y más torero que se ha visto hasta ahora en la feria.

Fortes

También echó el resto el joven Jiménez Fortes, que se fue de vacío sólo por sus fallos con la espada. Pero antes el malagueño había aguantado con impavidez y valor seco los tornillazos y las coladas del tercero, que fue el peor toro de la corrida y al que remató faena con unas manoletinas escalofriantes.

El jabonero sexto también gastó rápidamente sus escasas raza y fuerzas, pero Fortes, que se ajustó también mucho en los quites, se dio a una larga faena en la que buscó con empeño y sin gran lucimiento un triunfo a esas alturas bastante improbable.

La corrida

Octavo festejo de la feria de San Fermín

Plaza de toros de Pamplona

sábado, 12 de julio de 2014

Toros de Fuente Ymbro, el cuarto como sobrero, sustituto de un titular devuelto por invalidez. Corrida medida de raza y de fuerzas, con algún toro noble y manejable, aunque sin gran duración, y otros rajados o a la defensiva. Juan José Padilla: estocada baja delantera (oreja); pinchazo y estocada (oreja); Pepe Moral: sustituía a David Mora: estocada trasera (silencio); estocada desprendida (oreja); Jiménez Fortes: dos pinchazos y estocada delantera (silencio); tres pinchazos y estocada trasera (silencio).