­La última vez que pisó Málaga la vimos reconvertida en una diva casi de ópera para un repertorio que refrendaba su condición de diva. Ahora prepara su regreso a nuestra ciudad, a finales de septiembre, con su nuevo maquillaje, la nueva manera que presenta sus temas de siempre, 4.0, un trabajo que lleva himnos clásicos de su atril a las pistas de baile.

Trasladar sus temas a sonidos electrónicos para su más reciente trabajo, 4.0, le ha rejuvenecido?

No lo había pensado... No sé, estando ya en el ecuador de la vida. Dicen que el rock y reír mantienen muy bien a las personas. Quizás sí me rejuveneve.

¿Es, como el manga que protagoniza, una manera de acercarse a un público más joven?

No suelo hacer proyectos pensando a qué tipo de público va a llegar. Hago proyectos para mí, para quedarme contenta yo. Luego se edita y si la gente lo comparte, fenomenal.

En la promoción del manga, por cierto, aparece sentada en un inodoro. ¿Siempre transgresora Mónica Naranjo?

Como en el videoclip. Cuando vi el borrador, dije «No me puede gustar más».

¿Es más feliz a los 40 que a los 20?

Completamente. Cuando una mujer llega a los cuarenta años sintiéndose querida y entendida es más feliz. Estamos para que nos quieran y querer mucho.

¿Siente que a veces el público no le deja cambiar, evolucionar?

No en mi caso. Creo que es la cuarta generación de fans que les gusta lo que hago y tengo la sensación de que cada vez se va sumando más gente. Seguramente, a una minoría le encanta la Mónica Naranjo de hace 15 años, pero una gran mayoría evoluciona.

¿Llevar 20 años, dos décadas, en el mundo de la música, lo definiría como un acto de resistencia?

De supervivencia, más bien. El día que canté Sobreviviré no sabía lo que se me venía encima. Era como premonitorio [ríe]. En estos tiempos y en un negocio completamente gobernado por hombres, hemos sobrevivido 22 años. Y lo que queda.

¿Con el proyecto Community Beat ha movido ficha para combatir la parálisis en la industria?

La parálisis no la puede detener nadie. Hace años que se escapó de las manos y no hay vuelta atrás. El portal Community Beat fue para tener un acceso más directo al público: poder compartir una canción sin pasar por editar todo un álbum con una discográfica. Se pierde mucho tiempo y es mejor ir lanzando que seguir esperando. Si no, nos aburrimos.

¿La televisión es una vía de oxígeno dadas las dificultades del negocio musical?

Me lo paso bien en la televisión. No tengo la sensación de trabajar. La tele la disfruto y la música la sufro. Quizás es porque tengo más responsabilidad y la televisión es como jugar con los niños al parchís.

Y una gironina como usted, ¿cómo va de independentismo?

Es que esas cosas€ ¡Uf! La verdad es que se me escapan. Soy artista y, de política€, no entro. La política es algo que se debe mantener entre las cuatro paredes de la casa.