Hedwig and the angry inch

Dirección: Marina Sancha. Autor: John Cameron Mitchell y Stephen Trask, traducción y adaptación de Salvador Sancha y Marina Sancha. Intervienen: Pape Labraca y María José Lora; orquestación de Nacho Doña, Agustín Sánchez, Emilio Ocaña y Pedro Valdivieso.

Como cierre del XXXII Festival de Teatro se presentó en el Teatro Cervantes la obra Hedwig and the angry inch, una versión en español y de factura enteramente malagueña de este célebre musical de gran éxito en Broadway, que se repone con otro elenco después de su éxito en el Festival Terral 2013, con nueve funciones consecutivas en el Teatro Echegaray. Una banda de cuatro músicos en escena y una pareja de actores dan vida al espectáculo con espíritu y estructura de concierto de rock, para contarnos la vida de su cantante protagonista. Hedwig es una transexual nacida varón en Alemania Oriental que se somete a una operación de cambio de sexo para casarse con un sargento norteamericano y escapar a Occidente. Pero la poco acertada intervención quirúrgica le deja una pulgada irritada, ese angry inch que es su trauma y su conflicto de identidad, pero también su estandarte y su base artística que le da el nombre a su agrupación musical.

Entre tema y tema nos ofrece un relato autobiográfico, desde su triste infancia con una madre poco afectuosa, hasta su matrimonio con Yitzhak, una antigua estrella drag queen de Croacia, con quien ahora comparte el escenario. Canta y cuenta su vida obsesionado por su pasado de dolor y frustración. Lamenta la traición de Tommy Gnosis, una brillante estrella de rock que fue su gran amor y a quien ella formó musicalmente, pero quien huyo robándole todas sus canciones, esas mismas con las que ahora es muy famoso.

Gran caracterización

El actor Pape Labraca realiza una gran caracterización de este complejo personaje, con toda su gestualidad de fuerza física y emocional, interpretando los temas con solvencia y riqueza vocal. María José Lora, como un travestido Yitzhak, lo acompaña en un segundo plano haciendo los coros y también le sirve de asistente para sus cambios de vestuario. Aunque existe un fuerte conflicto entre estos particulares esposos, por envidias, celos o diferentes proyectos de vida, esta situación no termina de tener la fuerza dramática necesaria.

La puesta en escena de la obra, con buenos efectos especiales y de iluminación, mantiene el tono absolutamente festivo y colorido. Una gran pantalla de fondo sirve de soporte para traducir los versos en inglés de las canciones, y también ilustrarlas con algunos videos de animación. El potente, violento y estruendoso cuadro donde Hedwig abandona sus máscaras, despojándose de la peluca y la ropa, descubriendo su cuerpo de hombre, da pie a un final para asumir su integridad, su verdadera y compleja humanidad, para saber lo que quiere ser.