El Toro de Kike Maíllo abandona el albero de Málaga en busca de ruedos gallegos y almerienses. El director dio ayer el último golpe de claqueta en nuestra tierra, donde comenzó a rodar a finales del pasado mes de enero. Y lo hizo, tras pasar por localidades costeras como Benalmádena, Torremolinos, Marbella y Fuengirola, en el paseo marítimo de La Malagueta, cerrado a cal y canto para Mario Casas y Luis Tosar, las estrellas del filme, las cámaras y el equipo.

Un espectacular choque de vehículos era la secuencia con que Maíllo se iba a despedir de nuestra tierra. Rodeando el ir y venir de técnicos y de miembros del equipo de la película, numerosas fans de Casas, que le han acompañado en su periplo malagueño desde que éste comenzara en la capital -el pasado 16 de febrero-. Después de que los especialistas rodaran las escenas de riesgo en arenas malagueñas, Mario Casas y Luis Tosar, hermanos en la ficción y protagonistas de la película, llegaban en un vehículo blanco, cigarro en mano. Tocaba atender a los medios de comunicación, previo contacto con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y la concejala de Cultura, Gemma del Corral -no en vano, el Ayuntamiento cedió la ciudad a Maíllo y los suyos durante un buen puñado de días, cortando calles y habilitando operativos policiales de seguridad-.

Tras numerosas esperas -en un rodaje de este calibre siempre hay cosas por hacer e imprevistos-, Mario Casas está por fin disponible para hablar. Y lo hace caracterizado como Toro, cómo no: a pesar de ser el chico malo del cine español, sus patillas y los tatuajes no permanentes que lucía en su piel -como en el cuello o la palabra toro en los nudillos- hacen de este personaje uno especialmente canalla, para el que Casas se ha preparado físicamente a conciencia para lucir más corpulento de lo habitual.

Pero, ¿qué es Toro? Se trata de un thriller, una cinta de acción con trasfondo, el lado oscuro del turismo. En la película, dos hermanos -incorporados por Casas y Luis Tosar- enredados en negocios turbios relacionados con el turismo: su padrino, un implacable y poderoso mafioso -José Sacristán-, dueño de hoteles, casinos y restaurantes de una ficticia Costa del Sol, les complicará la existencia. Como dice el director Kike Maíllo: «El turismo tiene dos caras: la amable, que ayuda a la recuperación, y la de los excesos y la corrupción. Los personajes de la película intentan sobrevivir, durante la temporada baja, con negocios ilícitos».

Con el conocido uniforme que luce durante este largometraje, camisa blanca, corbata negra y pantalones del mismo color, Mario Casas comienza a hablar de Toro: «Es un personaje que parte con 22 años al principio. En un atraco junto con sus dos hermanos, que pertenecen a una mafia, él queda arrestado y pasa 5 años en la cárcel. Toro cambia totalmente cuando sale de aquel lugar, con ganas de cambiar su vida, de reinsertarse en la sociedad y olvidar su pasado, con ganas de tener un hijo y casarse con su mujer», cuenta el actor gallego. Pero la vida le vuelve a jugar una mala pasada, cuando su hermano, interpretado por Luis Tosar, le busca a su salida de la cárcel debido al secuestro de su sobrina. «Toro se llama así desde pequeño porque tiene una rabia contenida todo el tiempo, que se aprecia durante todo el filme», afirma Mario Casas, que viene de rodar una película totalmente opuesta, Palmeras de Nieve.

Casas conoce bien Málaga. Cuando sólo tenía 18 años rodó entre nosotros El camino de los ingleses, la segunda película como director de Antonio Banderas, una experiencia fundamental en su carrera, como también lo fue en la de otro intérprete cuyo éxito posterior ha probado el buen ojo para los actores de Banderas: Raúl Arévalo.

Pero volvamos a Toro. Le preguntamos a Casas si este personaje un tanto más canalla y contundente que el registro por el que se ha convertido en un ídolo le alejará un tanto de los gritos adolescentes. No es algo que le quite el sueño: «No me importa ser un ídolo de adolescentes. Creo que la gente joven ha sido la que me ha llevado a seguir haciendo cine y han crecido conmigo, ya que de esta forma puedo ir captando un público más adulto. He madurado como persona y como actor, pero no me importaría repetir con alguna película romántica», nos dice Casas.

Turno para Luis Tosar, cuya caracterización en la película de Maíllo es sencillamente espectacular: con media melena, bigote y una indumentaria propia de un típico mafioso o camello, Tosar afronta las preguntas con una chaqueta de pana y una camisa de flores de lo más pintoresca. Y quiere dejar algo muy claro: «Toro no es solo acción, coches y peleas. Los personajes están muy bien construidos y tienen algo que contar». Dice que el rodaje está siendo «complicado: «Hay muchos personajes y un ambiente difícil de recrear, muy peculiar y atemporal», admite Luis, que bromea con el supuesto buen tiempo de nuestra tierra: «Hace mucho viento», puntualizado.

López es su personaje en Toro y lo define en una sola palabra: «Es un cantamañanas». Admite que, a pesar de que en el filme hay mucha acción, él ya no está para esos trotes y prefiere personajes como López, que nunca corren ni saltan.

Finalizan así estas semanas de ajetreo y locura en Málaga. Los próximos destinos serán Almería y Galicia. Toro aún no tiene fecha de estreno pero es, desde ya, una de las películas españolas más esperadas.

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