­La banda liderada por Pablo Aranda publica hoy Miopía urbana, el disco «más profesional» de toda su carrera. En palabras del alma mater de Fugitivos, el nuevo sonido, pulido por Miguel Paredes (Efecto Mariposa, Danza Invisible, Revolver), no es nada «convencional». «Blues, folk, country, garage… Hay de todo», recalca Aranda, que afronta con ilusión esta nueva etapa en la que ante todo «quieren luchar hasta llegar a ganarse la vida como músicos». Ariel Ciganda (guitarra solista), Juan Carlos Bolivar (bajo), Nacho Blanco (batería) y Chete Medina (piano y hammond) conforman este conjunto que lleva cinco años luchando por hacer un hueco en el mercado nacional.

El disco abre con La apuesta, toda una declaración de intenciones.

Es justo eso. Esta canción intenta reflejar una idea que queremos dejar claro con este álbum: los músicos no tienen que estar al servicio del poder o de unos padrinos y tienen que mojarse. Ya sea con sus temas o con sus letras, pero sobre todo con el mensaje.

¿Es imposible triunfar en la música sin padrinos o sin amigos en la administraciones públicas?

Hay que tener amigos hasta en el infierno [risas]. Una cosa es que tengas amigos y otra muy distinta es que tu obra artística esté sujeta a una entidad. Tienes que ser crítico e independiente con respecto a lo que haces, que tiene que ser un producto con criterio. No puedes vender tu alma…

El otro día Adolfo Díaz, la voz de Airbag, declaró que hay bandas que se escudan en el hazlo tú mismo, cuando lo que les pasa es que no se lo han currado lo suficiente y por eso no tienen discográfica. ¿Está de acuerdo?

Es bastante relativo. En nuestro caso, por ejemplo, el primer disco de Fugitivos salió gracias al do it yourself porque nos apetecía sacarlo en ese momento, puesto que no contábamos ni con los contactos ni con la pasta suficiente.

Esta vez es diferente. La campaña de micromecenazgo ha sido todo un éxito y Miguel Paredes ha producido el trabajo. ¿Qué ha aportado al sonido Fugitivos del Swing?

A nivel de mezclas y producción se nota bastante. Paredes se ha encargado de pulir nuestro sonido y hemos explorado otros caminos que no habíamos contemplado antes en nuestro repertorio.

¿Es un disco más heterogéneo y arriesgado?

Cuando grabamos el primero teníamos bastantes complejos y contábamos con algunos vicios del pasado. Con este segundo álbum hemos arriesgado más, sí. Se puede decir que hemos salido del armario, puesto que en el primero bajo la etiqueta rockera no pudimos jugar con otros géneros musicales como es el blues, que ha jugado un papel fundamental.

Al igual que las letras, mucho más trabajadas que en el anterior elepé. En Nacidos en los 80 habláis de «unos hijos de una revolución que no llega». ¿De qué tipo de revolución hablan?

El tema está compuesto antes del boom de Podemos [risas]. No tienen tanto que ver con la política como de revolución en general.

¿Hace falta una revolución en la escena rock nacional?

Eso que acabas de decir es una de las proclamas de nuestro primer trabajo, El rock and roll no es lo que era. Con el tiempo a muchos grupos de rock se les ha olvidado que este género nació con una clara vocación contestataria. Entiendo que las carreras son largas y mantenerse en el trono es complicado, pero tampoco puedes dejar de dar caña o vivir de las rentas eternamente.

@isajumanji