La obra más conocida de Lewis Carroll ha tenido hasta su adaptación para ópera. Pero el arte que mejor ha sabido explotar el potencial de la pequeña Alicia ha sido la gran pantalla. Pasaron cerca de 40 años desde la publicación del libro para que el Séptimo Arte tuviera su primera versión de Alicia en el país de las maravillas.

De hecho, el cinematógrafo aún andaba en pañales cuando Alicia aterrizó en la gran pantalla. Era 1903 y una película muda se atrevió a poner a Alicia en movimiento. El metraje apenas duraba unos 12 minutos y solo se conserva una copia de la misma, de la que el British Film Institute logró recuperar ocho minutos. Tres décadas después, EE UU se lanzó al mundo de Alicia. Con motivo del centenario del nacimiento de Carroll, la Paramount puso toda la carne en el asador con una producción de lujo. Alicia era Charlotte Henry, y, sorprendentemente, en el papel de la falsa tortuga, un casi treintañero Cary Grant. La fantasía de Alicia no conoce fronteras, en 1949 una productora francesa quiso su versión, con la mala fortuna de coincidir en el tiempo con la iniciativa de la todopoderosa Disney, que también preparaba su Alicia. La versión francesa sufrió cortapisas legales de Disney, cuya versión se estrenó en 1951 (a España no llegaría hasta 1954), alcanzaría el rango de clásico y fue reestrenada en los años 80. Tras el clásico de Disney llegarían otras versiones como una de la BBC en 1966, con Peter Sellers como un inusual Rey de Corazones. La más reciente y estrambótica llegó en 2010 de la mano del no menos estridente director Tim Burton, con Mia Wasikowska en el papel de Alicia, Johnny Depp en el papel de Sombrerero Loco, Helena Bonham Carter como Reina de corazones o Anne Hathaway como la Reina Blanca.