­El artista malagueño Ildefonso Martín inauguró ayer Clorofilia, su primera exposición en solitario, en la Galería La Casarosa (calle República Argentina, 23), donde permanecerá hasta hasta el 24 de julio. La muestra, formada por una serie de 9 obras de gran y medio formato y una creación en vídeo, y comisariada por Los Interventores, apela a la naturaleza, la juventud y el cuerpo, como ejes principales. En estos trabajos, la luz se torna verde.

Según explica el creador, de la misma manera que la naturaleza sufre una metamorfosis con la llegada de la primavera «también se produce en nosotros un cambio a nivel orgánico que modifica la manera de percibir nuestro entorno y la manera en la que somos percibidos». «El paisaje se torna verde y la vida se impone; nosotros como parte del juego nos entregamos a ella en su plenitud. En un ejercicio de sincretismo donde relaciono mi primavera emocional con la primavera estacional, surge el punto de arranque que me lleva a producir esta serie. Intento con ella desarrollar la manera en la que percibo mi entorno más inmediato e íntimo en una etapa de mi vida. Estas pinturas son postales de un viaje emocional, fragmentos intervenidos de sus paisajes, de sus picos más elevados hasta el momento».

Así, la luz, la reflectancia, la capacidad de absorber y reflejar luz tiene en la obra de Martín connotaciones emocionales, eróticas que percibe a través del cuerpo del amado. El espíritu de la pintura en plain air se encuentra plenamente en esta obra pintada, fijada en la mente del artista, pero pintada en plain tableta gráfica, en la intimidad de la sala de ordenadores. Su trabajo bebe de los grandes maestros, destacando Velázquez o Lucian Freud, lo que imprime una supuesta factura academista, pero desde hace dos años Martín trabaja con la luz de los píxeles.