Su último álbum, Dual, es un disco complejo para materializar en directo.

En efecto, sería muy complicado traer a todos los artistas de los duetos. Los conciertos son un resumen de toda mi carrera, mis canciones en solitario y algunos de los dúos los hago sola e invito al público a que los cante conmigo. Estos conciertos son una muestra de lo que soy.

¿Hay espacio para el flamenco en estas actuaciones?

Hay algunos temas que recuerdan al flamenco clásico, pero no al cante jondo. Sí hay cante por bulerías; por ejemplo, alguna que interpretaban Lole y Manuel, también algunas alegrías... Todo depende del público que tenga delante y del margen que tenga de improvisación.

¿Qué hay en Dual exactamente?

Hay un poco de todo. Es un disco que no parte de cero. Ya tenía algunos duetos grabados y otros los había hecho en directo y me apetecía mucho registrarlos. Trabajar con tantos artistas enormes [Franco de Vita, David Bisbal, Pitingo, Vanesa Martín, Enrique Iglesias o Estopa, entre otros] me ha aportado una serie de vivencias enriquecedoras. El disco surgió con la idea de recopilación, pero en él también hay algunos temas inéditos como Corazón hambriento, Olvidé respirar o Niño sin miedo, cantado con Rachid Taha.

¿Con qué criterio escogió a los artistas que aparecen en los dúos?

Es gente que admiro y con la que me he ido cruzando a lo largo de mi trayectoria. Son personas que me sirven de ejemplo como artistas.

¿Con quién se le quedaron ganas de cantar y no pudo ser?

Siempre hay gente con la que sueñas cantar, pero me siento completa. Si tuviera que ponerte ejemplos, te diría dos nombres: Alejandro Sanz y el cantante egipcio Ehab Tawfik. Una cuenta que también se me quedó pendiente fue una colaboración con mi admirado Paco de Lucía.

Ha empezado al revés: consiguiendo un gran premio en el cine antes que en la música.

Es curioso. Aún miro el Goya en casa y no me lo creo. Lo tengo en el salón. Es un reconocimiento del cine español, algo que relacionas más con las actrices. Ha sido una sorpresa enorme. Sin embargo, he de decir que ya no lo veo sólo como un premio a ese trabajo que hice sino a una trayectoria porque ya son muchas cosas las que he hecho con mi equipo habitual, formado por Ricky Rivera y David Santisteban.

¿Cómo surgió trabajar con Daniel Monzón?

Fue a través de la productora de Telecinco. Fueron ellos los que me llamaron y pensaron que yo daba el perfil de cantante para El Niño. Supongo que por ese toque étnico y árabe que pongo en mis canciones. Incluso también me llamaron para el casting como actriz y me dijeron que también daba el perfil. Está claro que estaba predestinada a estar en esa película.

¿La cultura árabe, su música por ejemplo, está padeciendo el estigma del yihadismo?

Es cierto que a causa del yihadismo todo el tema del mundo árabe está más de actualidad, pero ese movimiento no tiene nada que ver con la cultura musical. Yo me acerqué a ella desde muy pequeña y es una cultura muy rica que no tiene nada que ver con el radicalismo.

­¿Qué ritmos está estudiando ahora para introducir en su música?

No paro nunca de investigar. En cada disco sale siempre una influencia distinta. Este año he estado componiendo en México y en el próximo disco esa parte latina folclórica saldrá seguro por algún lado.

­En el tema de la fusión, ¿qué es lo más importante: el equilibrio o la innovación?

Lo más importante es el respeto. Hacer mezclas sin conocer es peligroso. Cuando mezclo intento empaparme de esa otra música y trato de trabajar con otros artistas y arreglistas que saben de ella.

Después hay que dejarse llevar con gusto.

­¿El flamenco se le quedó pequeño?

No, es inmenso. Nunca se puede quedar pequeño. Lo que pasa es que mi visión de la música es otra. El flamenco me ayuda a entender otras músicas y me ha dado versatilidad para entenderlas.

­¿Desde dónde se canta el pop?

Yo lo canto todo desde el mismo sitio, que es siempre desde el sentimiento más hondo.

­¿Qué hace cuando se siente bloqueada artísticamente?

Me ha pasado un par de veces... Desconecto de todo y renuevo lo que haya que renovar. Vuelvo a estudiar, a prepararme y regreso. Este verano estoy más tranquila para poder volver a investigar y tener hambre de decir cosas nuevas. El secreto de dedicarse a esto es conseguir que no sea un trabajo sino una devoción.