­Sobre el papel no son zombies sino contagiados. Pero lo cierto es que los protagonistas de Rabia, la nueva serie que Cuatro emitirá antes de que acabe septiembre, son verdaderas bestias en potencia. Son los efectos secundarios que sufren estos enfermos que, en su desesperación, acceden a someterse a un tratamiento experimental extraoficial.

Buena parte de la serie, protagonizada por Adriana Ozores, Patricia Vico, Concha Cuetos, Malena Alterio, Carles Francino, Fele Martínez y Paco Tous, entre otros, posee acento malagueño, ya que los exteriores del refugio en el que se ocultan estos contagiados, a los que las autoridades buscan para evitar males mayores, se rodaron en los estudios de la Ciudad del Cine de Coín.

«Sobrevivir cuando tú eres el mayor peligro» puede resumir el argumento de Rabia, una historia de suspense y acción que sitúa al límite a sus personajes. Según anunció ayer el director de Contenidos de Mediaset España, Manuel Villanueva, se trata de una serie «de género y con entidad dramática» que ha sido creada para Cuatro en la búsqueda de algo diferente a la ficción de Telecinco, indicó Villanueva, que describió Rabia como «un thriller muy intenso».

La serie, que recuerda a otros títulos apocalípticos como The Walking Dead, enfrenta a la sociedad con una situación límite: personas muy enfermas de diversa procedencia se someten a una «terapia génica», un tratamiento experimental extraoficial de cuyos posibles efectos secundarios no son informados: los contagiados pueden contraer la rabia y convertirse en bestias y en una amenaza para sus familias y la población en general. Los contagiados deberán entregarse a las autoridades para ser confinados en centros de internamiento o huir y convertirse en fugitivos sabiendo que en cualquier momento pueden transformarse en seres irracionales y violentos.

Patricia Vico y Adriana Ozores interpretan a dos personajes antagónicos, una fugitiva (Marta) y una policía (Rubio), respectivamente, que se reparten el protagonismo de esta serie que consta en principio de ocho capítulos, ya que queda abierta la posibilidad de una segunda temporada, dependiendo de la respuesta de la audiencia. El grupo de fugitivos, integrado por contagiados desconocidos entre sí y algunos familiares, convivirá en un refugio donde se enfrentarán a situaciones límite en la lucha por su supervivencia.

Se trata de una apuesta «arriesgada», explicó el director ejecutivo de Mediaset España, Toni Sevilla, que dijo que esta serie constituye «un paso que tenía que dar Cuatro y la ficción en España». Producida por Isla Audiovisual, la historia se centra además en las emociones de los personajes, un grupo muy variado de personalidades y situaciones, que abarca desde un peligroso delincuente a una joven embarazada, pasando por un niño y sus padres, una expolítica, una madre veterana, un neurótico o un cínico joven, entre otros. Frente a ellos, se encuentra la Policía, que intentará localizar a los fugitivos y darles caza antes de que se conviertan en rabiosos.

Rodada entre Madrid y Coín, la serie ha contado con una difícil labor de caracterización de los actores que se transforman en rabiosos, a cargo de David Ambit. «Buscábamos algo creíble», explicó ayer Ambit, que señaló que no se trataba de recrear «muertos vivientes» sino trasladar el efecto de «un perro rabioso», para lo que han precisado de prótesis de silicona o látex, lentillas o maquillajes aerografiados.