­España, país de eternos complejos de inferioridad, especialmente en lo cultural, le debe muchos tributos y homenajes a Mariano Ozores, un hombre que facturó un cine pegado a los titulares de su actualidad, que perseguía sin descanso el entretenimiento sin coartadas y que triunfó en sus propios términos sólo para ser lapidado por esa intelligentsia patria que durante tanto tiempo ha despreciado lo propio. De ahí que la publicación de Disparate nacional. El cine de Mariano Ozores sea un acto de justicia que debería enorgullecernos, con el plus de que la editorial que lo lanza, Applehead Team, está radicada en nuestra Málaga.

«No se ha hablado lo suficiente (ni lo suficientemente bien) de un cineasta como Ozores. Quizá España sea un país donde se tiende a crucificar al que triunfa. Y, en ese sentido, Mariano Ozores es alguien que se puso de inmediato en el punto de mira de quienes practican ese odio desde el mismo momento en el que sus películas comenzaron a amasar millones de pesetas y de espectadores. También suele suceder que la autoproclamada élite cultural (críticos de cine conservadores, el propio gremio de artistas…) desdeña aquello que es aclamado popularmente, considerándolo un producto menor y sin ningún valor cultural. Santiago Segura sería un buen ejemplo ahora». Son palabras de Emilio Díez, parte de la tricefalia del sello editorial, consciente de la pertinencia de su operación rescate: «Hay una corriente de espectadores e incluso analistas cinematográficos que veneran la serie B producida en nuestro país, a veces por pura nostalgia, otras por rebeldía y en ocasiones por verdadera atracción hacia un tipo de cine en desuso y repleto de hallazgos que van más allá de lo evidente. Pero el problema en cuanto a Mariano Ozores es que no hacía cine de serie B sino películas totalmente comerciales».

Disparate nacional ha sido elaborado por Javier Ikaz, un nombre que les sonará a muchos de otra de sus aventuras: es el coartífice de Yo fui a EGB, uno de esos fenómenos de literatura remember tan en boga en estos tiempos. Ikaz, cinéfilo empedernido y desprejuiciado, nos recuerda al Mariano Ozores canónico -el de Los bingueros o ¡Cómo está el servicio!, por ejemplo- pero también nos presenta a un cineasta un tanto desconocido, asegura Emilio Díez: «En su filmografía hay documentales taurinos, cintas de acción y artes marciales, dramas apocalípticos, parodias del western... En las 300 páginas del libro hay motivos más que suficientes para que muchos lectores se sorprendan y se digan a sí mismos: No sabía que Ozores había hecho esto».

Acaba de salir al mercado también otro ensayo similar y sobre una pareja habitual en la obra de Mariano Ozores, Pajares y Esteso: tanto monta, monta tanto... Andrés como Fernando, de Juan José Montijano. ¿A qué obedece este interés por personajes que hasta hace poco eran vilipendiados desde el mundo de la cultura, digamos, oficial? Díez lo tiene claro: «La respuesta es sencilla: poco a poco, estamos empezando a introducirnos en el panorama literario personas que hemos crecido con unos referentes culturales muy concretos y que nuestros mayores, por decirlo así, no se tomaban en serio. Ahora que tenemos la oportunidad de dar a conocer nuestras filias, no dudamos a la hora de hablar sobre nuestras películas favoritas, sobre los directores o actores que nos han hecho felices y sobre los géneros que han ocupado la mayor parte de nuestro tiempo como espectadores. Queremos pensar que lo que estamos haciendo ahora es la evolución natural de lo que críticos y escritores considerados entonces rebeldes comenzaron en los 90 a través de fanzines y colecciones puntuales en editoriales más grandes».

Ésa es, precisamente, la filosofía de Applehead Team, que sigue a pie juntillas su lema «Los libros que siempre has querido leer pero nadie se ha atrevido a publicar»: «Editoriales que publican libros sobre cine de género ya las hay, especialmente de terror, pero ninguna le había echado antes el coraje (o la insensatez) suficiente para hacer un libro sobre Cannon Films o sobre la IFD y la Filmark, por ejemplo. De ahí que surgiera ese eslogan». Aunque con matices, según uno de los coeditores: «En honor a la verdad, en apenas seis libros publicados ya lo hemos traicionado un poco, porque dos de estos trabajos han sido reediciones de libros descatalogados por otras editoriales pero que considerábamos que se deberían reeditar: Manual de supervivencia para cinéfagos y de la antología Actos de Venganza. Así que, teniendo esto en cuenta, quizá deberíamos ampliar nuestra máxima y añadir: Los libros que no pudiste adquirir en su momento y que nadie se ha atrevido a reeditar». Sea como fuere, el trabajo de espejo retrovisor de la cultura popular que realizan desde la editorial malagueña es necesario pero, sobre todo, la mar de divertido, que es mucho de lo que cuenta.