En julio del pasado año, tras la marcha de Damián Caneda, Gemma del Corral fue asignada por Francisco de la Torre como la máxima responsable del Área de Cultura, cargo en el que se ha mantenido tras las elecciones municipales. Consciente del peso específico que la cultura tiene en la ciudad, entre los objetivos de Del Corral, también responsable del Distrito Centro, destaca la intención de «canalizar todo el potencial» de los creadores locales a través del proyecto que hará de la antigua cárcel provincial de Cruz de Humilladero un semillero de propuestas culturales.

¿Podría resumir sus grandes proyectos para los próximos cuatro años?

El principal, sin duda, va a ser el de la cárcel de Cruz de Humilladero. Un ambicioso proyecto de creación cultural y de participación ciudadana. Pienso que puede ser el proyecto que nos ocupe más tiempo y en el que tengamos que volcar más esfuerzos. Además, pretendemos hacerlo a un coste mínimo, por lo que deberá contar con la aportación y colaboración de todos los agentes culturales de la ciudad. La idea es que toque todas las disciplinas artísticas. Además, la línea de los próximos años debe ir dirigida a descentralizar la oferta cultural y llevarla a los barrios para que sea lo más accesible y cercana posible a los ciudadanos.

Su llegada a Cultura se produce en pleno boom museístico con la inauguración del Pompidou y el Ruso. ¿Están dando resultado los esfuerzos empleados en estos nuevos equipamientos?

Creo que sí. Es cierto que llego en un momento complicadísimo, posiblemente en el peor, entre comillas. A nadie se le puede escapar que, aunque venía con una experiencia previa en los distritos -Teatinos y Centro- y en Igualdad, y por tanto con conocimientos del sector cultural de estos distritos y de las mujeres artistas, soy novata en este terreno. Tener que poner en marcha estos proyectos culturales supuso un reto increíble. Cuando llego a Cultura, me encuentro que estos equipamientos solamente estaban anunciados y había que poner todo en marcha. Ha sido una labor de muchísimos meses por parte de un equipo multidisciplinar de todas las áreas del Ayuntamiento. A día de hoy, a falta de unos estudios más rigurosos, vemos claramente la influencia directa de estos dos museos, como el aumento, entre un 15 y 20% de visitantes al puerto. El Pompidou, y así nos lo dicen los propios agentes comerciales, ha sido un motor increíble para el Muelle Uno. También lo hemos notado en el aumento del turismo este verano. Por ejemplo, el Museo Thyssen, que esta semana hacía balance de la exposición Días de verano, ha registrado casi un 22% más de visitas de ciudadanos europeos. Y esto es, sin duda, causa directa del efecto llamada que han propiciado estos nuevos museos. Y también causa de la oferta cultural singular, única y complementaria de Málaga. Creo que la exposición de Louise Bourgeois en el Picasso ha sido un revulsivo para el público. Lo que atrae de Málaga no es un único museo sino su oferta completa. Porque museos hay por todo el mundo.

Cierto. Y museos dedicados a Picasso, bastantes. Lo que es exclusivo de Málaga es la casa en la que nació el genio. ¿Pasa su ampliación obligatoriamente por la adecuación del edificio del Astoria?

No voy a decir que obligatoriamente, porque si tuviéramos cualquier otra oportunidad para realizar esa ampliación la llevaríamos a cabo. Pero sí creo que necesariamente pasa por el Astoria-Victoria.

Aunque para el edificio suenan otros planes, como un hotel o unos aparcamientos.

Hoy vemos ejemplos en todas partes del mundo de edificios que tienen distintos usos y todos compatibles. Y muchos de ellos con un marcado uso cultural a la vez que comercial y de servicios. No creo que eso vaya a ser un inconveniente a la hora de contar con los 1.000 metros cuadrados que necesitaríamos para la ampliación de la Casa Natal de Picasso, que, como bien dices, es el referente y buque insignia de la cultura en la ciudad. Lo que nos diferencia.

¿Y no cree, por tanto, que los esfuerzos municipales en la difusión de Picasso son pocos?

El Ayuntamiento hace unos esfuerzos increíbles y hemos evolucionado muchísimo en todas las actividades que se vienen haciendo desde la Casa Natal. Hemos trabajado mucho en llevar las colecciones fuera de Málaga y de España, precisamente para poner en valor la figura de Picasso y llamar la atención en que nació aquí. Y más allá de cualquier chascarrillo político que pudiera haber al respecto, tengo que decir que la Casa Natal y el Museo Picasso trabajan siempre de la mano. Creo que se hacen muchos esfuerzos en poner en valor la figura de nuestro genio. Lo que sí echo en falta, y me gustaría ayudar al respecto en lo que pueda, es una mayor apuesta para rescatar los espacios relacionados con el artista que están repartidos por la ciudad.

¿Como el aula Picasso del Ateneo?

El aula y, sobre todo, el palomar. Es una cuenta que tenemos pendiente y que sería un referente para la ciudad. Me gustaría impulsar la recuperación de ese espacio. Sé que hay interés por parte del Ateneo y la Junta de Andalucía. Y que están buscando financiación. Creo que si fuera necesaria la colaboración del Ayuntamiento y del resto de administraciones deberíamos estar todos unidos y hacer un esfuerzo. Son proyectos de ciudad.

¿Una vez pasada la fiebre de los museos, hacia dónde debe caminar la cultura malagueña?

Creo que hemos llegado a un punto en el que tenemos que trabajar en la elaboración de un plan estratégico de la cultura en Málaga. Tenemos, además de los equipamientos, un tejido cultural de base asentado en la ciudad y capaz de generar sinergias y trabajar en todas las disciplinas. Estamos justo en el momento en el que debemos ordenar todas esas piezas y generar una hoja de ruta que surja de los agentes culturales y de las instituciones de la ciudad. Ordenar las ideas y canalizar todo el potencial que tiene la ciudad es lo que necesita Málaga en este momento.

¿El fallecimiento del Instituto Municipal del Libro es evitable?

Me temo que no. Pero creo que la actividad del Instituto Municipal del Libro debe tener continuidad, aunque no lo hagamos a través de una institución independiente que se llame así. Hay que dar con otra fórmula de trabajo en la que seguir. Málaga no debe estar dispuesta a renunciar al fomento de la escritura y la lectura.

¿Y si tiene una razón de ser, por qué entonces se elimina?

El objetivo no ha sido eliminar sus funciones y objetivos, sino una forma de reestructurar la administración respecto a estos temas. También se trata de no duplicar competencias y que sea el Centro Andaluz de las Letras el que cope ese protagonismo. Pero bajo ningún concepto debemos renunciar a los premios de Novela y de Ensayo que se dan en la ciudad de Málaga. También hay que seguir apoyando la Feria del Libro, que es importantísima. No queremos que el Instituto Municipal del Libro, después de once años de vida, se marche por la puerta de atrás y de tapadillo. Tenemos que seguir trabajando. Y animaré a la gente de las letras de la ciudad a que nos ayude a seguir diseñando proyectos.

¿Ve con preocupación que el Festival de San Sebastián esté haciendo suya la apuesta malagueña por el cine español?

No. Son festivales totalmente distintos: uno internacional y otro nacional. Nuestra línea estratégica es ahondar en un festival de cine en español. Y que esa sea la marca que nos diferencie. La evolución sería abrir el certamen al cine en español; a esas películas que se hacen en colaboración con países sudamericanos y a ese cine en el que el idioma es lo que nos une. Y también, como se ha hecho en la pasada edición, darle oportunidades y protagonismo a la gente del cine de Málaga. Además, me gustaría que hubiera una apuesta más seria por parte del resto de administraciones en el Festival.

¿Lo dice por la Junta de Andalucía, que no realiza ninguna aportación económica al certamen?

Me duele que no se pongan recursos económicos para hacer más grande nuestro Festival, pero quizá me duela más que no se reconozca su valía y que no se ponga en valor. El pasado año, en la apertura del curso académico del Ateneo, nuestra presidenta andaluza habló del festival de Huelva y no dedicó ni una palabra al de Málaga. Ese tipo de cosas son las que me duelen como malagueña. Creo que esto debería estar por encima de cualquier color político. Y si tuviéramos más ayuda económica, creceríamos más rápido y habría más ayudas a la creación y a la producción.

El Teatro Cervantes, que ha iniciado su nueva temporada estrenado director, Juan Antonio Vigar, ofrecía ayudas a la producción teatral, que desaparecieron hace muchos años.

También es cierto que nos hemos visto inmersos en una crisis económica que ha afectado a todos los sectores...

Igualmente, se acabó con la Red Málaga de teatro en los distritos.

Eso habría que recuperarlo.

Y volver a tenderle la mano al tejido teatral de la ciudad...

Es cierto que hay que recuperar Red Málaga, pero no hemos abandonado a nuestro tejido teatral, sino que lo hemos apoyado de otra manera. Por ejemplo, apoyando a esas compañías que está arriesgando recursos propios para poner el teatro a disposición de todos los malagueños. Hemos ofrecido ayudas a espacios como La Cochera Cabaret y Mainake, y también a compañías, como Pata Teatro, para hacer obras clásicas. Hay una apuesta firme del Ayuntamiento por el teatro.

El Cervantes arrancó el nuevo curso con el estreno de la obra de Jorge Javier Vázquez, que fue destrozada por la crítica. ¿Vale todo con tal de que se llene el patio de butacas?

Todo no es justificable, pero llenar el patio de butacas ayuda. La programación del Cervantes hay que verla de una manera global y no sesgada. Es cierto que nos hemos encontrado con un cambio de dirección en el inicio de una temporada que ya estaba diseñada. Ahora tendremos que darle un poco de tiempo al nuevo director para saber en qué línea va a trabajar. En este sentido creo que se van a dar oportunidades a las compañías malagueñas e incentivar nuestra propia producción.

La ausencia de público joven en los conciertos de la Orquesta Filarmónica es notable. ¿No cree que habría que trabajar en su captación?

Sin duda. En la pasada campaña de abono hubo un repunte muy interesante de gente joven, que se beneficiaba de unos precios especiales. Pero es verdad que tendremos que estudiar lo que está pasando. Porque no parece lógico que tengamos tantas iniciativas musicales en la ciudad por parte de gente joven y que después ese interés no se materialicen en la compra de abonos para la temporada de la Filarmónica.

Javier Ojeda sostiene a que la apuesta de Málaga por la cultura ha sido maravillosa en todos los sentidos menos en el musical. ¿No interesa la música? ¿Se considera sólo ruido?

Creo que la música sí interesa. De hecho hay iniciativas privadas y se están abriendo salas. Otras cosa son los conciertos al aire libre.

Hay una ordenanza que prohíbe la realización de cualquier actividad musical -aunque sea un tipo con una armónica- en los locales que no cuentan con licencia de café teatro, que son la mayoría. ¿No debería cambiar esta situación?

Las ordenanzas lo prohíben, es cierto. Y existe la voluntad de abrir un debate en esa línea. De forma excepcional se dan permisos, pero no para mantener una oferta permanente en un espacio sin licencia. También es cierto que el Centro tiene un problema de ruido evidente. Habría que plantearse que esa oferta pueda desarrollarse en otros espacios, como las salas en los polígonos.

Ese interés del que habla tampoco se percibió cuando se dejó caer al 101 Sun Festival tras su primera edición.

Hay interés, pero el problema es que no hay una ubicación adecuada. En el Eduardo Ocón se hacen conciertos, también en La Malagueta... Vamos avanzando mucho. Y no creo que Málaga le esté dando la espalda a la música. Ni muchísimo menos. Lo que pasa que hay que dar con una fórmula para no saturar los espacios y no generar problemas a los vecinos, a los que debemos garantizar la calidad de vida y de descanso. Es un tema complejo. Ciudades como Marbella han encontrado un filón al dar con un espacio como la cantera.

Y ahora tendríamos que hablar del eterno futuro auditorio...

Así es. No se trata de un capricho. El auditorio es absolutamente necesario para la ciudad de Málaga. En todos los sentidos. Necesitamos un auditorio que pueda dar cabida a grandes eventos, no sólo musicales sino de todas las disciplinas. Incluso para el propio Festival de Málaga. Hemos tocado techo a la hora de asimilar a más público. Y por eso tenemos distintas subsedes en el Festival. Pero el Cervantes se queda ya pequeño para las galas inaugural y de clausura.

Aunque el proyecto del auditorio parece estar en el mismo pasillo que el Instituto Municipal del Libro...

No. Al auditorio le auguro un futuro alentador. Lo más importante, que era el acuerdo entre instituciones y administraciones, está. Y el compromiso existe. Ahora hay que buscar ese presupuesto. Tenemos el proyecto, el espacio y la voluntad institucional. Sólo nos falta el presupuesto. Y, además, existe la voluntad de buscarlo. Tenemos mucho camino avanzado. No podemos dormirnos en los laureles porque la ciudad lo necesita. No es un capricho: estamos renunciando a citas importantes por no tener un espacio en el que acogerlas.

En corto

"La falta de civismo se ve en la Feria y también en las procesiones"

¿Le gusta la actual Feria del Centro?

Me ha pillado ya mayor, la verdad. Los inicios de la Feria del Centro me pilló joven y la disfruté mucho con mi familia y mis amigos. Pero, en general, sí me gusta la Feria actual.

¿No cree que le falta contenido y que por ello la gente está condenada a salir exclusivamente a beber?

No. Creo que el modelo de ocio en Feria es el modelo actual de ocio en la sociedad. No es una situación aislada y excepcional. En esta ciudad, y en todas las ciudades, la gente sale a divertirse y a beber. A veces me sorprenden muchísimo las críticas tan exacerbadas y duras hacia la Feria del Centro.

Duras fueron las palabras de Teresa Porras al respecto. ¿Usted ha visto a chicas con la ropa interior en la mano en Feria?

No, no las he visto. Pero sí he vivido otras situaciones de falta de civismo absoluto. Y no creo que sean exclusivas de la Feria. También se ven imágenes de falta de civismo en las procesiones, como la del pasado sábado [que se celebró la coronación del Rocío]. Esta cuestión excede el debate municipal. Creo que debería ser un debate social donde la base es la educación. Estamos en una ciudad en la que hemos visto cómo se arranca la estatua de Picasso para llevarla a 300 metros. Hasta que no avancemos en una colaboración ciudadana en estos temas es muy difícil acabar con la falta de civismo. Sobre las declaraciones de Teresa Porras, que no fueron acertadas y por las que ha pedido disculpas, hay una voluntad de hacer un llamamiento al civismo. Y por ello no tengo más remedio que defender su voluntad y la intención que tuvo al decirlas.