Disculpen mi ausencia esta semana pasada, pero el tiempo parece acortarse o cuando uno se lo pasa bien o cuando uno está metido en lo que le apasiona y solo cuenta con dos manos para trabajar en ello, en este caso eran las dos cosas. Parece que la siembra ya está pidiendo sesgo y en ello estoy, el problema es que las lindes cada vez se amplían más y abarcar tantas cosas para este humilde servidor requiere de más horas de las que tiene el día, pero como decía Eugenio «de mica en mica s'omple la pica i de gota en gota s'omple la bóta». No se me asusten, la única «independenci» que quiero es la mía y la única patria por la que mataría tiene la melena roja y la sonrisa más bonita de este mundo.

Cuantas cosas trae este otoño de chancla y manga corta, una de ellas fue la decepcionante participación de público en un evento hecho desde el corazón -quizá con demasiado- de los queridos Ángeles Malagueños de La Noche, que querían recaudar fondos para la construcción de su comedor. Los fondos los estaban destinando los malagueños ese día a coquis, altramuces y cañas, para avituallar la incontinencia cofrade del centro «histérico» que dirían los compañeros de prensa, repleto hasta la bandera de criaturas, calles cortadas para que al día siguiente desfilara la «pestañí» que diría mi madre, el baloncesto, el fútbol o directamente por la falta de solidaridad en general que solemos gastar en estos casos. Falta de publicidad, decían, yo pienso que es falta de civismo, el cartel de músicos era lo de menos, el hecho era la intención y el objetivo, pero a nadie se le puede poner una pistola en la sien para que asista, también os digo que cualquiera de nosotros podría verse al otro lado del mostrador rogando un mendrugo de pan, lo único seguro es que nos vamos al silencio. Lo bueno, la semilla está plantada y de los errores se aprende, espero que el año que viene sea más y mejor, vaya una gente trabajadora, con la sonrisa siempre piantada y sin esperar nada a cambio, ahora que en estos tiempos no se hacen favores si no rehenes que diría Benjamín Prado, bendito sean esos ángeles sin alas, ahí estaremos siempre que os haga falta un hombro zocato.

Siguiendo con nuestro octubre de tirantillas, pude comprobar de primera mano a la vuelta de mi retiro paleño, que pasear por el centro un fin de semana parece una pista americana, donde algunos ya llevan colgadas todo el año la acreditación del festival de cine y la medalla de su virgen. Sin mencionar el horror vacui de la cartelería de negocios genéricos de helados, móviles o tapas a granel, el feísmo y la decadencia de la mano. Habrá que ir pensando igual que en las leyes de urbanismo, para respetar la homogeneidad en la edificación, alguna ley que tenga en cuenta el daño visual fatal de negocios montados de la noche al día, que hacen lo que les da la gana en las fachadas que junto al turismo de chancla y caña a euro, están encaminando al centro histórico a ser dentro de poco un Torremolinos de ahora pero con tronos every days ¿se podrá entrar al Tyssen con tivolinos?. Mejor no pensarlo, quizá tanto tiempo en paz y sosiego me hace ver las verdades con más claridad, espero que la dosis de autoengaño no tarde en llegar por que otra semana más con esta clarividencia sensorial puede llevarme a cometer una locura, quizá vaya a tallarme para participar de la fiesta «religiosa» o me vea gritando «viva la legión» en una de estas, mejor sigo rasgando la guitarra y mirándome el ombligo, no vaya a ser que me manden a el Torquemada de turno, como dice mi amigo Iñaki Serrano «al diez por ciento de la gente le importa una mierda tus problemas, al otro noventa por ciento le gusta que los tengas» un santo varón.