­A José Lebrero se le dibuja una sonrisa cuando observa a los visitantes del Museo Picasso concentrados ante sus textos de introducción a la nueva exposición de la pinacoteca, Picasso. Registros alemanes, de la que es comisario. «Uno piensa que, al final, el trabajo y el esfuerzo sirven para algo», confiesa. El director artístico del museo más demandado de Andalucía -con más de 400.000 visitas al año- acaba de renovar su contrato con la institución, aunque sólo por un año. Una situación que, reconoce, «no es habitual» y que tampoco ha pedido, pero que afronta con normalidad. Entre las propuestas expositivas para 2016, Lebrero confirma la muestra que traerá a la calle San Agustín el monumental Mural de Jackson Pollock, información que ya adelantó La Opinión en marzoLa Opinión. Además, se sabe que del MoMA vendrá una retrospectiva del uruguayo Joaquín Torres-García en octubre del próximo año.

¿Por qué motivo su renovación es tan cortoplacista?

Ha habido un cambio en el gobierno de Andalucía, han entrado nuevos patronos en la Fundación del museo y el consejo ejecutivo de esta institución está renovando el modelo de trabajo. En ese contexto, la propuesta que se me ha hecho es de un año. Entiendo que, al aceptarla, la considero posible. La duración de un año no es habitual en este tipo de trabajos, y tampoco es lo que he pedido.

¿Y no le parece desagradecido que los nuevos actores políticos ignoren el impulso que la pinacoteca ha protagonizado bajo su dirección?

Lo que me han manifestado, tanto Bernard Picasso como desde la Consejería de Cultura, es que hay voluntad de continuidad. Comprendo el comentario, pero quizá haya preguntas a las que no puedo responder.

Lo que sí podría contestar es si aceptará dentro de doce meses una nueva renovación por un año.

No lo sé. Para una exposición como la que acabamos de inaugurar se ha estado trabajando durante mucho tiempo; no se hace en tres meses. Y se está trabajando en el futuro. Tanto los patronos como los técnicos estamos trabajando con vistas al 2017. Quiero creer que hay un futuro compartido. Pero si los plazos son tan cortos habrá que ver cómo se desarrolla esta nueva relación.

Insisto. ¿No acaba una renovación anual con esas miras de futuro?

Se trata de una nueva relación, desconocida para mí en la práctica. Quiero tener la confianza de que trabajando bien se va logrando más confianza.

¿Está orgulloso de su gestión?

No orgulloso, pero sí contento. Los resultados dicen que el Museo Picasso Málaga está creciendo. Los datos económicos de los últimos años, a pesar de las circunstancias generales, son los mejores de la historia del museo. El pasado agosto fue el mes en el que más visitantes acudieron en la historia del museo. Y esto no sólo tiene que ver con lo mejor o peor que lo hagamos los que trabajamos aquí. Hay otras circustancias, como el aumento del turismo. Pero los resultados cuantitativos, las cifras de ingresos, han crecido. También, durante este 2015, la suma económica de patrocinios alcanzará los 120.000 euros. Y respecto al nivel de contenidos creo que las dos últimas exposiciones no tienen nada que envidiar a las de otros lugares.

Ante la inauguración del Centro Pompidou y el Museo Ruso se percibía cierto nerviosismo por el temor a perder visitantes, pero no ha sido así...

De momento no. Al contrario.

¿Entonces, han servido de llamada?

Por supuesto. Y así se lo decía ayer a los responsables de la Consejería. Conozco a personas de distintos puntos de España que vienen a pasar un fin de semana a Málaga por esa oferta museística. Nosotros, desde el Museo Picasso, debemos intentar mantener una línea de trabajo y mantener un ejercicio de autocrítica. Algo que, a veces, les cuesta a los equipos de los museos. En estas nuevas circustancias, en las que hay que pensar más como una empresa, aunque sin dejar de responder a la obligación y la responsabilidad de ser un servicio público, hay que estar pendientes del día a día.

¿Es el Museo Picasso esclavo de los números?

Creo que no. Y lo digo desde la satisfacción de que los números son buenos. Si en 2016 la economía mundial cambia, la situación en otros países mejora, el número de personas que visitan la provincia de Málaga cae y se produce una disminución del 8% de visitantes en el Museo Picasso, los medios de comunicación hablarán de una hecatombe. Cuando hablamos de 30.000 visitantes anuales en una institución que pasa a tener 35.000, es un aumento increíble. Pero es que aquí nos estamos moviendo en más de 400.000 personas. Lo que quiere decir que son números de peso y que hay más presión. Hay que ir con cuidado para que esto no se convierta en un parque temático e intentar no perder el compromiso con los valores culturales. Y esto es cada vez más difícil, en Málaga, en Madrid, en San Francisco y en Islandia.

En 2013 aseguraba que Picasso seguía siendo un desconocido para los malagueños. ¿Ha cambiado su apreciación en estos años?

A pesar de que creo que hay más malagueños que visitan el Museo Picasso; a pesar de que creo que desde 2013 hasta hoy el nombre de Picasso y el mundo de Picasso aparecen más en los medios; a pesar de que creo que el número de boutiques, tiendas de souvenirs, restaurantes y agencias de todo tipo han ido aumentando, creo que Picasso sigue siendo demasiado desconocido para los malagueños. Es escaso el número de tesis doctorales sobre Picasso que salen de la Universidad de Málaga. Y sigo echando en falta una mayor coordinación de los agentes de la administración para hacer más visible no al Picasso pintoresco;, el hombre bajito con la camisa a rayas que andaba por la plaza de la Merced asustando palomas, sino al valor cultural que despertó interés en el mundo entero. Habría que plantearse como un objetivo que Picasso fuera más apreciado como valor cultural y se integrara de una manera más profunda y menos banal en el simbólico colectivo. Y no sólo de Málaga. Uno de los deseos, que me ha expresado y que comparto, de la Consejera de Cultura es su interés en que Picasso se conozca más en Andalucía. Cuando uno viaja a Huelva, Jaén o incluso a Sevilla, el nombre de Picasso no suena como tan de Andalucía. Y no hablo de propaganda ni publicidad, sino de valores profundos de nuestra cultura como puede ser Velázquez, Murillo o la Alhambra.

También es cierto que la mayor parte de la carrera de Picasso transcurrió fuera de España...

Pues esa característica, que problematiza la idiosincrasia de origen de Picasso, es algo a trabajar, desde mi punto de vista. Cuando uno estudia la obra de Pablo Picasso, además de comprobar que es un artista excepcional, genio y todo eso percibe que no es un artista alemán ni francés. Tiene unas características españolas y no de otro sitio.