Tras La fabulosa historia de… y La pareja tóxica, la cantautora jienense ha creado su propio sello (G.O.Z.Z. Records) para lanzar su tercer trabajo discográfico, Santa. Un disco con el que, según confiesa, se ha reconciliado con el ser humano y que presenta el próximo mes (14 de noviembre, La Trinchera) en Málaga. «Mis canciones son una catarsis para mí y mi pequeña parcela de venganza», asegura.

En Santa podemos escuchar una Zahara más electrónica. ¿Cómo surgieron las canciones?

Surgió de una manera muy natural. Conforme iba componiendo las canciones en Madrid se las enviaba a Sergio Sastre [guitarrista y compositor de Miss Caffeina] sin ninguna pretensión más que las de maquetarlas para que llegara un productor externo a trabajar con ese material. Nos gustó tanto el resultado, era tan honesto, que finalmente nos dimos cuenta de que ese era el sonido que queríamos.

¿Cómo ha sido la acogida? ¿Qué reacciones ha suscitado?

Mejor de lo esperado. Desde que salieron los adelantos la respuesta fue muy buena y mayor que otras veces. Una vez salió el disco, entrar en el tercer puesto de los más vendidos fue, además, una sorpresa inesperada y maravillosa.

Lanzas Santa con un sello propio e independiente. Ha llegado a número uno en las listas de iTunes y alcanzado muchas reproducciones en Youtube. ¿Las discográficas tienen que reconvertirse ante este reto?

Creo que la clave de la mía es la dedicación absoluta que tengo con mi disco. Esto facilita las cosas, y hace que siempre esté trabajando para mí. Una discográfica convencional no puede hacerlo porque tiene que atender a muchos artistas. En mi caso era necesario poder dedicarle todo mi esfuerzo, cariño y atención a este disco. Tenía las ideas claras y quería hacerlo de una determinada forma. Si hubiese tenido que negociar con alguien externo, habría salido otra cosa diferente.

¿Qué hay detrás de las siglas G.O.Z.Z.?

Es la opción que me quedó cuando después de querer llamar a mi sello Godzila Records vinieran desde Japón a pedirme que cambiara el nombre. Tenía que ponerle un nombre a la discográfica y tenía una hora para decidirlo, hacer el logo y enviarlo a la fábrica, y opté por algo que evocara el nombre original pero que no significara nada, para que nunca nadie pudiera venir a reclamar nada.

¿Cómo surgió este nuevo momento en tu carrera? ¿Había miedo a dar este paso?

Me había reunido con varias discográficas, pero no terminaba de interesarme lo que me proponían y, sobre todo, lo que tendría que negociar sobre las cosas que yo ya tenía claras. Nos reunimos mi manager y yo y buscamos opciones. Al final nos planteamos sacar el disco bajo mi propio sello. Contábamos con mis fans, que me apoyarían (les estaré eternamente agradecida), y busqué la forma de conseguir el dinero para grabarlo y fabricarlo. Así nos lanzamos a ello. A día de hoy no solo no me arrepiento, sino que no puedo alegrarme más por haber tomado esta decisión.

¿Cómo fue el proceso de creación de Santa? ¿De qué referencia partiste?

Como te decía, de ninguna en concreto. Queríamos que las canciones sonaran lo mejor posible. No pensamos en un objetivo comercial, sino en dejarnos llevar.

Atrás quedó la pose de chica pop y el mundo de piruletas. ¿Te gusta combinar esa actitud o esa presencia más infantil, más noña, con canciones duras?

No es algo que me guste o que busque. Es lo que soy. Disfruto con esa ambigüedad, con jugar con el humor, con la sátira, la belleza y la diversión.

El disco es más optimista que La pareja tóxica, pero, además de ser santa, ¿Zahara tiene otra faceta más justiciera?

[Risas] Siempre. Mis canciones son un poco eso, una catarsis para mí, y mi pequeña parcela de venganza. Nunca nada es tan grande después de haber sido cantado.

¿Con quién formarías una pareja tóxica, musicalmente hablando?

Con Iván Ferreiro. Ambos atraemos a los desastres, cantamos desde las vísceras y tenemos una forma muy parecida de entender el escenario, y eso es algo que pocas veces pasa.

¿Hasta qué punto las redes sociales te han ayudado a darte visibilidad?

En un mundo en el que las radios comerciales no son la vía de promoción de los artistas más alternativos, las redes sociales nos brindaron una oportunidad única para llegar a ellos de una manera directa, fácil y cercana. Yo estoy encantada con ellas. Mi favorita es Instagram, y funciona para fidelizar, para compartir, para comunicarnos en los dos sentidos.

¿Crees que Twitter es el fin de las superestrellas inaccesibles?

No lo sé. Yo creo que cada artista tiene un perfil. En mi caso, la cercanía es un plus. Saber cosas de Lady Gaga por ella no te hace que puedas ir a tomarte un café con ella. Al final muestran lo que quieren de sus vidas pero no tienes su teléfono para pedirles un favor.

Me sorprendió tu colaboración con Mando Diao en Sweet Wet Dreams, ¿Cómo fue la experiencia?

Muy rara [risas]. Pero muy divertida. Me pidieron hacer el tema con ellos, y desaprovechar la oportunidad de grabar y cantar con una banda internacional me pareció absurdo. Fue muy divertido y quedó algo exótico y raro, pero moló.

¿Te ves como una artista pop?

En el sentido popular de la palabra, sí. Creo que hago canciones de emociones que todos sienten, que todos pueden cantar. No hay nada más pop que eso.

¿De dónde viene la referencia a Like a Virgin de Caída libre?

Estábamos mi mejor amiga y yo en Albacete después de un concierto y acabamos en una discoteca. En la canción hablo de cada cosa que nos sucedió. Una de ellas fue cómo acabamos bailando Like a Virgin entre lo que mi amiga llamó feriantes, que eran señores que estaban en la discoteca y que salieron a bailar a nuestro encuentro.