La vigésimo primera edición del Festival de Cine Francés de Málaga que organiza la Alianza Francesa arrancó ayer con el Premio Guiño de Honor a la actriz española Lola Dueñas, quien, por su trayectoria en el cine francés y español, actúa como madrina de esta edición. Dueñas, como Carmen Maura y Victoria Abril -anteriores madrinas de la cita-, supone un puente entre culturas y países gracias a una carrera en la que, por supuesto, no todo es de color de rosa: «Emigrar cuando se trabaja, se rueda y tal suena bonito, pero el primer año, cualquiera que ha emigrado lo sabe, no es nada fácil. Pero ser actriz es lo que más me gusta del mundo y necesitaba moverme para poder seguir rodando».

Esta edición del certamen, que se celebra entre el 6 y el 13 de noviembre, cuenta con 25 preestrenos en España, que se iniciaron con la proyección de Une histoire de fou, del director Robert Gédiguian y continuarán con películas como Un homme ideal, La religieuse, Mustang o Geronimo, entre otras, finalizando el día 13 con el estreno en exclusiva en España de la última película de Carmen Maura, La Vanité, del director Lionel Baier.

Además del reconocimiento, la Alianza Francesa dedica una retrospectiva a Lola Dueñas compuesta de cuatro títulos franceses o de coproducción franco-española: Mar Adentro, Service Entrance, Ce que je sais de Lola y Angèle et Tony, que se proyectarán en La Térmica la semana después del festival, los días 17 y 18 de diciembre. La actriz se mostró ilusionada por amadrinar este certamen y por su propia existencia: «Este festival es muy importante. Yo adoro el cine francés y me parece increíble que el público malagueño pueda tener un festival como éste».

Hèdi Saïm, director del festival, justificó la elección de la actriz española como madrina de la edición por su carrera cinematográfica en Francia y España: «Ganó un Goya por una producción hispano-francesa y también ha sido premiada en el Festival de Cannes. Era obvio que tenía que ser ella».

Dueñas, que en estos momentos estrena en Francia Les ogres, de Lèa Fehner -asegura que es la película de la que se siente más «orgullosa»-, habló de las diferencias que hay entre el cine y la cultura francófona y la española. «En Francia la cultura es sagrada, algo que aquí no pasa, y también es mucho mayor el dinero que se destina al cine», explicó la actriz, ahora asentada en Francia. Respecto al público galo, la intérprete resalta cómo «va en masa a ver su cine», alentado además por ventajas «como un carné por el que pagas veinte euros al mes y vas al cine todo lo que te da la gana». «Si eso existiera aquí, seguramente la gente iría al cine», apuntó la intérprete.

Después de diecisiete años sin subirse a los escenarios, Lola Dueñas también quiere hacer teatro y tiene un proyecto «del que no se puede contar mucho porque no se sabe si será real», y sólo avanza que será «en Buenos Aires». Un sello más en el viajero pasaporte de una actriz de raza que no para de perseguir sus objetivos: cuando se le pregunta con qué director francés le gustaría trabajar, cita a Robert Guédiguian, cuya película Une histoire de fou ayer el certamen, o Thomas Salvador, que rodó en 2014 su primera película, Vincent n´a pas d´écailles.

El Festival de Cine Francés de Málaga llega a su vigésimo primera edición con el objetivo de siempre, fomentar el cine y la lengua francófona, y esta vez con la novedad de poder contar con la infraestructura del Centre Pompidou. Por eso, ayer, durante la presentación del certamen, la concejala de Cultura del Ayuntamiento, Gemma del Corral, felicitó a la Alianza Francesa por la trayectoria del certamen: «Han tenido la capacidad de acoger una idea brillante, hacerla suya y ponerla en marcha, y eso es de admirar», y remarcó la necesidad de ser ambiciosos para seguir mejorando cada año.