­Que los museos no son rentables es algo por todos sabido, aunque no deja de llamar la atención que el funcionamiento de las pinacotecas y centros de arte ignore a veces las más básicas reglas económicas que rigen cualquier bolsillo familiar o empresa, ya sea ésta pública o privada.

La Fundación Museo Revello de Toro se reunió ayer para elaborar el presupuesto para 2016. Durante la cita se expusieron los números de la actividad -ingresos y visitantes- de la pinacoteca del pasado año: el montante resultante de la venta de entradas fue de 21.600 euros, lo que supone un ingreso de 1.800 euros al mes. Esta última cifra desvela que menos de 30 personas al día pasaron por la taquilla del museo, que cierra únicamente los lunes.

Hasta el 31 de octubre pasaron por las salas de la colección permanente y las exposiciones temporales del museo un total de 24.000 personas, de las que casi 10.000 lo hicieron durante la Noche en Blanco (6.300) y el Día del Turista (3.400), ambas jornadas de puertas abiertas. La cifra total de visitas contabiliza igualmente las visitas escolares, también gratuitas. El proyecto del presupuesto del Museo Revello de Toro para 2016 se ha estimado en unos 337.000 euros, de los que 300.000 aporta el Ayuntamiento. Se espera que el resto se obtenga a través de patrocionios privados, estando únicamente concretados 15.000 euros de Sando. El sueldo del director y gerente de esta institución, Elías de Mateo, está fijado en 61.000, lo que supone el 18 por ciento del presupuesto total.

«Manjares exquisitos». Cuando se acerca el 27 de noviembre, fecha del quinto aniversario de la apertura del Museo Revello de Torro, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; la concejala de Cultura, Gemma del Corral; y Elías de Mateo presentaron ayer su nueva exposición temporal. Bajo el título Manjares exquisitos se muestran nueve creaciones del pintor malagueño que ofrecen una panorámica completa de su producción en el género del bodegón entendido en un amplio sentido.

Las obras, fechadas entre 1951 y 2012, proceden de coleccionistas particulares y de la propia colección del pintor. A través de esta muestra se quiere mostrar la evolución estilística de este maestro malagueño en un tipo de pintura «muy de su gusto, poco conocido por el gran público», explicó De Mateo.

Sobre las obras expuestas, la catedrática y académica Rosario Camacho habla de «un hiperrealismo moderno y vigoroso» en obras como La sábana (1973) o Paquetes (1984). De Mi mesa de camilla (1981) sostiene que «es una obra muy especial que trasciende un lirismo callado y denso».

«En una serie de obras recientes -continúa Camacho-, Revello regresa a su infancia, a aquellas humildes mesas de nuestras madres y abuelas». Granadas (2011), Membrillos (2012) y Coliflores (2012) evocan algunos de los alimentos que paliaban el hambre en una España depauperada donde faltaba casi todo», añade.