­Después de haber vivido en carne propia la llegada súbita de la popularidad «en 24 horas», la actriz Carmen Maura considera que actualmente en las escuelas de actores «falta una asignatura, que es la de prepararse para la popularidad, que puede llegar o no».

«Hay cosas peligrosas en esto, como la popularidad cuando llega de manera súbita, porque hubo un momento en que sentí que me iba a volver loca», afirmó ayer Carmen Maura, quien asistió al preestreno de la película La vanité, de Lionel Baier, en la clausura del vigésimo primer Festival de Cine Francés de Málaga.

A ella le llegó esa popularidad «en 24 horas, con un programa de la tele, cuando sólo había una tele y la veían doce millones de personas», y fue «lo más desequilibrante» que le ha pasado, porque nunca había «soñado con ser popular». «Todo el mundo te trata diferente. Tú no cambias, la gente cambia contigo, incluso mi madre, que era más simpática conmigo que nunca. Ella era una persona que cambiaba muy rápido, y cuando murió Franco pasó en una semana de ser muy de derechas a ser socialista», recordó la actriz.

Para los actores que comienzan ahora, les vendría bien esa asignatura sobre la popularidad o aprender a hacer entrevistas, «porque la promoción es una parte importantísima de este trabajo», y éstas son «cosas más difíciles que hacer de princesa, de reina, de buena, de mala o de asesina».

Carmen Maura no tiene ahora sensación «de estar haciendo una carrera» ni quiere «más fans, ni más países ni nada», porque tiene «ya de sobra» para lo que quería. «Nunca he programado las cosas en mi carrera, pero tengo un ángel de la guarda que conoce el oficio y que me ha puesto en el sitio oportuno en el momento oportuno, porque he tenido toques de suerte increíbles», aseguraó.

Sobre su trabajo en Francia, admite que lo que más «envidia» le da del país vecino es el «respeto por la cultura» y que los franceses «van a ver su cine con orgullo, y se tragan películas que unas veces son buenas y otras no, como en todos los sitios».