¿El éxito le vuelve a sonreír?

Estoy en un momento álgido de mi carrera, de nuevo ilusionado, y esa ilusión el público la está agradeciendo. Es importante sentirse realizado con lo que uno hace pero también sentir que emocionas.

¿Qué ventajas e inconvenientes tiene el bailar en familia?

Es fácil porque nos conocemos y con una mirada cambiamos una coreografía y es difícil porque a veces a tu familia tienes que pedirle o exigirle puntualidad, formalidad, entrega...

¿Por qué Farruquito siempre se asocia con la tensión y la improvisación?

La tensión sirve para estar muy atento, alerta y concentrado y darle al público lo mejor de ti, cada día. En la vida hay que encontrar un equilibrio, un orden, pero siempre hay que encontrar un momento en que decir: pues ahora me apetece hacer esto, y por qué no. El baile es como la vida, necesita tensión e improvisación.

Cuenta la leyenda que su participación en Flamenco (1995), la película de Saura, respondió a un ejercicio improvisado.

Todo. Y más con mi abuelo, menudo era. Decía: yo voy a bailar una vez, si lo grabáis bien y si no, pues os lo habéis perdido. A lo que le contestaban: maestro, es que esto hay que hacerlo otra vez, para dirigir las cámaras. Y él: ¿usted cree que yo sé cómo me voy a mover? El equipo: ¿No tiene preparado el baile? Mi abuelo: yo llevo toda la vida preparándome pero no sé lo que voy a hacer en este momento. El flamenco de origen, el único que conozco, es así.

20 años después Farruquito ha vuelto al cine, debutando como actor con Buscando el compás.

Aunque el papel es muy pequeño, ha sido muy grande para mí. Es la historia de una muchacha que pierde a su marido y cae en una honda depresión. Gracias al flamenco ella encontrará el compás de la vida. En la película hago de Farruquito, y a través del baile trato de ayudarla. Estoy loco por verla.

¿Qué pone a su alma en movimiento?

La emoción; la inquietud por descubrir cosas; la necesidad de conocer espacios, lugares, gente; el amor a mis niños, a mi mujer y a mi familia; la música, sobre todo. Mi alma siempre está en movimiento.

¿Qué ganarían los niños si el flamenco entrara en las aulas?

Tengo un proyecto en esta línea que quiero desarrollar en Sevilla, donde vivo. Creo que es necesario que los niños conozcan a Paco de Lucía y Camarón, como conocen a Mozart y Beethoven.

¿Qué huella le dejó Paco de Lucía?

Viví muchos buenos momentos con él, uno de ellos en Mallorca, en el Casino, con mi familia. Bailé con él en Montreal, grabación que conservo. Era un maestro, también como persona, y único en el mundo. Siendo el más revolucionario y el que más evolucionó la guitarra flamenca, siempre fue un guitarrista flamenco.

¿Qué ha cambiado en el flamenco desde su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad?

Nada. Todo sigue igual. Las cosas auténticas están al margen de este tipo de reconocimientos. El flamenco es un tesoro que tiene este país y no cuidamos. La gente debería tomar conciencia de esto.

El otro día escuché a un sevillano que decía que el proceso independentista catalán es como una telenovela: un aburrimiento.

Tengo la misma sensación. Eso es aburrido, largo y absurdo. Todos nos necesitamos. La independencia no entra en mi educación. A mí me gusta la hermandad, la hospitalidad, el compañerismo. Ayudar y pedir ayuda. La unión hace la fuerza, no la independencia.

¿Con qué sueña?

Artísticamente, con una película sobre la vida de mi abuelo, que para mí fue un genio, y mi familia. Llevo tiempo escribiendo de eso.

¿Las peores pesadillas ya pasaron?

Sí, gracias a Dios.