El espectáculo 'Varekai' ofrece un trepidante viaje de emociones a través de sus distintos números de acrobacia, contorsionismo, humor y resistencia. El medio centenar de artistas que participan en esta producción, que visitará el Palacio Martín Carpena entre el 21 y el 24 de enero, ejecutan estos números sin atisbo de esfuerzo, aunque detrás de cada uno de sus movimiento hay horas y horas de ejercicios y entrenamientos. A diario, los artistas graban sus rutinas con una cámara Activeon para poder corregir cualquier desajuste o mejorar su efectividad. Una de las normas del Circo del Sol es no buscar atletas perfectos sino artistas que sepan transmitir. Y en este aspecto no fallan. Los sentimientos y emociones que ofrece la historia de 'Varekai' a través de sus protagonistas son su mayor logro.

El relato comienza en el cielo, desde donde se precipita el joven Ícaro, cuyas alas y piernas quedan destrozadas. En la oscuridad de un frondoso y misterioso bosque, el maltrecho protagonista encontrará un universo caleidoscópico habitado por criaturas fantásticas, donde comenzará una extraordinaria aventura de superación. Allí iniciaría la búsqueda de una nueva vida. La palabra 'Varekai' significa "en cualquier lugar" en lengua romaní, la lengua de los gitanos, los eternos nómadas. Esta producción rinde homenaje al espíritu nómada, al alma y al arte de la tradición circense, así como a la infinita pasión de los que buscan la luz.

Trapecio volante. Flexibilidad y fortaleza se dan la mano en este número aéreo protagonizado por una artista y su trapecio. Los ejercicios requieren de gran precisión y concentración, aunque la protagonista parece realizarlos sin el más mínimo esfuerzo.

Correas aéreas. Una pareja unida por las muñecas a unas correas que se elevan sobre la pista central. La altura les ofrece la libertad para realizar sus movimientos. Su coordinación es de una belleza inolvidable.

Número cómico. El humor es una parte fundamental en todos los espectáculos del Circo del Sol. Los payasos de 'Varekai' llevan al más absoluto de los absurdos la interpretación de la triste canción 'Ne me quitte pas'. Las risas están aseguradas en uno de los números más efectivos de todo el montaje.

El vuelo de Ícaro. Con gran agilidad, el joven Ícario se contorsiona, gira y da vueltas en una red que no lo deja escapar. Se resiste en su descenso al bosque de 'Varekai', donde iniciará la búsqueda de su futuro y su superación.

Danza georgiana. Los bailarines de este número saltan y giran de forma trepidante. Sus movimientos evocan los combates librados por los georgianos contra las potencias vecinas deseosas de conquistar su territorio. Un número de resistencia, precisión y frenesí que deja al público con la boca abierta.

Equilibrio sobre varas. Una contorsionista desafía las leyes de la gravedad usando para ello dos varas y la fuerza de sus brazos. El equilibrio se pone más serio cuando el suelo comienza a dar vueltas, complicando el ejercicio de la artista y convirtiendo el número en más asombroso.

Superficie deslizante. Las extrañas criaturas que habitan Varekai hacen acto de presencia en un baile sobre una pista que, sin ser de hielo, lo parece. En las coreografías, estos personajes dan la impresión de estar patinando, aunque lo que hacen es deslizarse como gotas de agua.

Solo sobre muletas. Este número cuenta una historia de superación que cautiva al espectador desde su arranque. Con el único apoyo de dos muletas, el artista realiza llamativas acrobacias y movimientos.

Bastones. Con una agilidad digna de admiración, el artsita hace girar los bastones de una manera extraordinaria, demostrando una coordinación sin igual mientras los bastones se transforman en una extensión de su propio cuerpo.

Columpios rusos. Sin duda es el número más atractivo de todos. Los saltos y piruetas cruzadas de sus protagonistas sorprenden desde el primer momento. Riesgo y emoción se funden en cada balanceo de estos columpios que lanzan a los artistas a varios metros de altura.

La bombilla. La luz es un misterio, como su procedencia. Un simpático personaje busca atrapar la luz en una bombilla, aunque no sin encontrar dificultades. Su tenacidad e insistencias tendrán finalmente recompensa, aunque lo mejor de todo es la aventura que vive hasta llegar a su meta.