Escribir sobre los trabajos fílmicos de Sinatra, del que se cumplen cien años de su nacimiento (12 de diciembre de 1915), reúne ciertas dificultades pues es complicado separar sus actuaciones cinematográficas de su labor como cantante de enorme calado popular e intérprete de muchas de las melodías más aplaudidas en el mercado internacional durante el pasado siglo, éxitos que le proporcionaron sus mayores satisfacciones artísticas y que contribuyeron, asimismo, a modelar sus objetivos vitales como un hecho esencial a lo largo de toda su vida.

A esto se une su acreditada fama de mujeriego con legendarias estrellas de Hollywood y con otras mujeres menos populares que siempre lo arrastraron de escándalo en escándalo, afectando a su vida como actor y como hombre de cine. Tampoco conviene olvidar su relación nunca contrastada del todo con la cosa nostra ( que le persiguió siempre como una tortuosa sombra: basta recordar el personaje de Johnny Fontana, en la primera parte de la trilogía de El Padrino, de Coppola) y sobre todo la película de Rob Cohen de 1998 El clan Sinatra, que narra con verosimilitud una etapa de su vida, a principios de los 60, relacionada con su amistad con la familia Kennedy y sus continuos contactos con la mafia para lograr la elección del presidente Kennedy.

Esta amistad se debilitó a causa de la investigación que emprendió Robert Kennedy en su campaña de limpieza contra el crimen organizado, donde volvieron a salir los rumores de su cercanía con la mafia. En los 80 y finales de los 70 cambió su postura política apoyando al presidente Ronald Reagan, al que le unía una estrecha relación desde su etapa de actor Pero estas veleidades republicanas de última hora no pueden oscurecer su claro apoyo a las políticas progresistas de las administraciones demócratas de Kennedy y de Johnson.

Francis Albert Sinatra hijo único del matrimonio formado por Martin y Natalie nació el 12 de diciembre de 1915 en Hoboken en el estado de New Jersey. Su familia era de origen italiano. El parto de Sinatra fue muy difícil lo que le produjo la perforación de un tímpano que mas tarde le imposibilitó ser alistado en la II Guerra Mundial, al declararlo incapaz, lo que le causó un gran disgusto. Su madre era una destacada representante del partido demócrata en su distrito, lo que explica el apoyo del cantante a esta formación política durante décadas. Desde muy joven se puso de parte de Roosovelt con campañas a favor de su reelección además de recorrer el país junto con sus compañeros de la industria cultural, en sintonía con la idea del presidente de apoyar una mayor implicación de los ciudadanos en los esfuerzos de la guerra, a través de la venta de bonos de guerra. En este recorrido trabó una gran amistad con Orson Welles. En 1945 financió, produjo y actuó en el cortometraje documental: The house I live In, en defensa de la tolerancia racial y religiosa, por lo que recibió un Oscar. La fe en estos valores de la lucha contra la intolerancia, se mantuvo a lo largo de su vida, como demostró en la defensa de su amigo Sammy Davis Junior.

En los años 60 Sinatra también se dio a conocer por ser el cabecilla del llamado Rat Pack (rebautizado así por Bogart), o clan Sinatra. El clan Sinatra fue protagonista de una película que ha pasado a la historia del cine americano por el gran éxito obtenido y sus posteriores remakes y por ser, además, el espejo de una manera de vivir en la ciudad del juego, Las Vegas. La película se tituló La cuadrilla de los once (Ocean’s Eleven, 1960. Lewis Milestone), que de forma algo menos sombría se inspiraba en Rififi ( Jules Dassin, 1955), convirtiéndose en un auténtico mito en el cine de aquella década. Ese espíritu, entre lúdico, irónico, equívoco, e intrigante, lo sostuvo el director Steven Soderbergh en su particular homenaje con la producción de una nueva versión dividida en tres filmes.

El clan Sinatra actuó en: Tres Sargentos (Sergeant’s three, 1962, John Sturges), que se inspiraba en clave de western de Gunga Din (1939,George Stevens); Cuatro tíos de Texas (Four for Texas, 1963, Robert Aldrich), una burla sin mayor trascendencia del western a la que siguíó Cuatro gansters de Chicago (Robin and the seven Hoods, 1964,Gordon Douglas), una divertida parodia de las películas de gangsters.

En 1939 contrae matrimonio con una compañera de barrio y estudios, Nancy Barbato que le dio tres hijos. Sinatra como cantante era tan popular que ya empezaron a llamarlo La voz. Su ídolo de siempre fue Bing Crosby, de tal manera que una de sus mayores aspiraciones siempre fue superarlo. Bueno, de hecho, lo consiguió. Solo una vez trabajó junto a Crosby, en la nueva versión de Historias de Filadelfia (1936, George Cukor), titulada Alta Sociedad (High Society, 1956 Charles Walters). Con Crosby tuvo, anteriormente, una conexión con su papel en El milagro de las campanas (The Miracle of the bells, 1948, Irving Pechel) que en realidad no era otra cosa que una mala copia de Siguiendo mi camino, uno de los grandes éxitos del mítico actor y cantante. El papel de sacerdote que encarnó magistralmente Crosby casi lo calcó Sinatra al emplear prácticamente sus mismos registros dramáticos.

Sus primeros papeles en el cine fueron como cantante de las orquestas donde trabajaba, que a menudo se contrataban para películas musicales. Estos filmes eran de muy baja calidad pero repercutían considerablemente en la cada vez mayor apreciación de Sinatra entre el gran público, aumentando de forma notable su popularidad. Estos éxitos en los años de la contienda mundial le llevaron a la cúspide hasta convertirse en un ídolo entre los jóvenes, sobre todo entre las chicas, que lo seguían con furor en todas sus actuaciones y que marcó un precedente del mismo fenómeno con la aparición, años más tarde, de Elvis Presley y Los Beatles. Todo ello le llevó a firmar un contrato con la RKO para rodar su primera película de la trilogía de musicales con Gene Kelly. La primera fue Levando anclas (Anchors Aweigh, 1945, George Sydney; mas tarde la Metro le compró el contrato a la RKO dando los primeros pasos la firma del León Rugiente en la que fue sin duda, su gran aportación a la historia del cine: el musical). Esta película pese su guión de marcado tono convencional tuvo un gran éxito de taquilla. En ella Sinatra bailó por primera vez en la pantalla, gracias a que Kelly le enseñó muchos de los pasos, estableciéndose así una gran amistad y a bailar con gran sentido profesional. A la anterior le sucedió otro éxit Llévame a ver el partido (Everybody’s Cheering, Busby Berkeley, 1949, su última película. En el mismo año Sinatra interpreta, de nuevo junto a Kelly, Un día en Nueva York (On the town, 1949, de Stanley Donen y Gene Kelly) en donde por primera vez aparecen pequeñas escenas rodadas en las calles que abrió definitivamente con la pareja de directores a un musical nuevo y revolucionario (con algunas deficiencias de guión no resueltas en los personajes de los actores).

Pero en los años de la postguerra su pérdida de popularidad entre su público habitual era evidente debido a que los tiempos habían cambiado con canciones fuera del modus operandi de Sinatra; alejándolo de los escenarios y, por consiguiente, de las casas discográficas. Pronto cae en un abismo personal que le llevó a la soledad y a la ruina económica refugiándose en el alcoholismo. Se dio cuenta que necesitaba buscar algo que lo sacara de este infierno y surgió la oportunidad en la producción De aquí a la eternidad (From here to eternity, Fred Zinneman,1953 ) Tras convencer a la Universal cediendo en sus honorarios y demostrando su capacidad dramática consiguió un trabajo interpretando al personaje de Mayo. La interpretación fue tan real y creíble que la Academia no tuvo más remedio que otorgarle el Oscar al Mejor Actor de Reparto del año. El éxito de esta memorable melodrama le consagró como un actor fiable y además le sirvió para abandonar su peligrosa adicción al alcohol, dándole de nuevo alas para impulsar su maltrecha carrera cinematográfica. En 1955 rodó su último musical Ellos y Ellas (Guys and Dolls, Joseph L. Mankiewicz), Esta única incursión del gran Mankiewicz en el género cumple con la estructura escénica más prototípica del musical con un rodaje en estudio, que no se oculta y que incluso potencia. No tiene la fama ni la relevancia de otros musicales, pero, sin embargo, es una obra salpicada de sorpresas de una modernidad inusitada, con un Marlon Brando y una Jean Simmons cantando y bailando, sin desmerecer del resto de los actores, apoderándose el propio Sinatra de casi todo el protagonismo del filme.

La década de los 50 se convierte en la edad de oro de su filmografía, eleva su categoría interpretativa a un lugar privilegiado dentro del panorama de la industria del cine, destacando una serie de películas como (aparte de las ya mencionadas): Siempre tu y yo (Young at Heart, 1954, Gordon Douglas); De repente (Suddenly, 1954, Lewis Allen), su único papel como villano; El hombre del brazo de oro (The Man with the Golden Arm, 1955, Otto Preminger); No serás un extraño (Not as a Stranger, 1955, Stanley Kramer), Pal Joey (1957, George Sidney); Como un torrente (Some Came Running, 1958 Vincent Minnelli); Cenizas bajo el sol (Kings go Forth, 1958 Delmer Daves); Millonario de ilusiones (A Hole in the Head , 1959, Frank Capra); Cuando hierve la sangre (Never so Few, 1959, John Sturges). Dentro de esta filmografía merece dejar un pequeño aparte para comentar brevemente Orgullo y Pasión (The Pride and the Passion, 1957, Stanley Kramer), rodada en España. Una película, por cierto, totalmente fallida y de inverosímil reparto: Sinatra como guerrillero español, junto a Cary Grant como oficial inglés y una exuberante Sofía Loren como la mujer más deseada de la función. En este rodaje Ava Gardner y Sinatra continuaron con su romance explosivo que alteró todos los planes del rodaje. Fue su primer viaje a España donde puso de manifiesto su desprecio a la dictadura franquista, con acciones algo infantiles (para mayor información recomiendo el libro de Marcos Ordóñez Big Time : La gran vida de Perico Vidal.

Cuando empezó la década de los 60 su dedicación al cine no decayó ya consagrado como actor con producciones de gran calidad, como la extraordinaria El mensajero del miedo (The Manchurian Candidate, 1962, John Frankeheimer). A medida que envejecía sus papeles se adaptaron al inevitable paso del tiempo. En este camino creó el personaje del detective Tony Rome en películas dirigidas por Gordon Douglas: Hampa dorada (Tony Rome, 1967); La mujer del cemento ( Lady in cement,1968); El detective (The detective, 1968) demostrando una solidez actoral, fuera de toda duda, en este inédito rol. En 1965 dirigió su única película: Todos eran valientes (None but de Brave) que pasó sin pena ni gloria. A la que siguió otra cinta bélica El coronel Von Ryan (Von Ryan Express, 1965, Mark Robson). También actuó en Encuentro en París (Paris when it Sizzles, 1964, Richard Quine; El último de la lista (The List de Adrian Messenger, 1963, John Huston); El diablo a las 4 (The Devil at 4 o’clock 1961, Mervin Le Roy). Su última película como actor fue El primer pecado (The First Deadly Sin, 1980, Brian Hutton).

Frank Sinatra constituye el mejor ejemplo de una tipología cinematográfica estrechamente asociada a cierta idea de machismo y de misoginia irredenta. En cualquier caso, hay que admitir que en los baremos morales, en su periodo vital más conocido, este perfil era una clausula innegociable para que la personalidad masculina pudiera triunfar en el Hollywood de aquellos años. Como galán, Sinatra estaba dotado de unas características físicas que le hacían irremediablemente atractivo ante el público femenino, características que, en cierto sentido, constituyeron las bases fundamentales de su magnética personalidad que siempre mostró en la pantalla y en los escenarios.. Aunque no cuadraba con el prototipo predominante siempre tuvo la habilidad de que su perfil se adaptara, en la mayoría de sus papeles, a un personaje pleno de empatía, humor y saber estar reconocible a primera vista con un modo de actuación en su papel de amante muy particular dentro de los parámetros del cine de ficción de EEUU. Pudo competir con sus rivales en la pantalla llegando en muchos de sus filmes a adueñarse totalmente de la escena, tanto en el drama como en la comedia. Como decían los críticos era muy intuitivo y reacio a someterse a los ensayos y repeticiones habituales en una grabación, por lo que sus interpretaciones fueron emocionalmente intensas al tiempo que irregulares.

Murió el 14 de mayo de 1998 a los 82 años en West Hollywood California, dejando tras de sí más de 70 películas de ficción, decenas de documentales, retrospectivas, homenajes además de programas de televisión y radio, 1300 canciones grabadas, 10 Grammy, 2 Oscar, La medalla de la Libertad, 4 esposas, 3 hijos y numerosos amoríos con las más bellas actrices y modelos femeninas de su generación.