­¡No controles! no es sólo un musical, sino también un modo de ayudar a los que más lo necesitan. Al menos, ese es el objetivo de los miembros de la asociación Kabuki Espectáculos de Alhaurín de la Torre, que desde hace seis años organizan actuaciones solidarias con las que ayudar a distintas ONG, al tiempo que disfrutan de la interpretación.

Entre los beneficiados por su solidaridad, se encuentran entidades como Proyecto Hombre, Sonrisa de un Niño, Lucha contra el Alzheimer, la Asociación Española Familia Ataxia Telangiecasia (Aefat), Aficar Cártama Fibromialgia, la Asociación Malagueña para la Investigación de la Leucemia (Ampile), Casa Perú o, el próximo 26 de diciembre, también Amappace.

La treintena de integrantes de este equipo, entre artistas -profesionales y aficionados- y técnicos, aúnan la pasión por la música y las artes escénicas y las ganas de ayudar a los demás, tal y como señaló a Europa Press el director del proyecto, Michael Pedrera.

Esa pasión por la música y el teatro les ha llevado a volver a subirse a las tablas con este musical, que alcanza ya su segunda temporada y que «tantos buenos momentos ha hecho vivir a miles de espectadores», según Pedrera. Con el plus, subrayó, de que los fondos que se recauden «se destinarán a los que más lo necesitan».

Precisamente, una de las paradas de esta nueva gira será el 26 de diciembre en el teatro de la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga. La recaudación se destinará a Amappace, una asociación cuyo fin es mejorar la calidad de vida de las personas con diversidad funcional motora y, especialmente, de aquellas con parálisis cerebral, promoviendo su desarrollo personal y la igualdad de oportunidades.

Este grupo cultural de Alhaurín de la Torre, integrado por personas con las más variopintas profesiones y edades que van desde los 16 a los 50 años, llevan trabajando en ¡No Controles! desde febrero del pasado año, según Pedrera.

En concreto, «recibiendo clases de canto, grabando en un estudio profesional el disco con las canciones del espectáculo interpretadas por sus actores, ensayando hasta 10 horas seguidas todas las coreografías y trabajando en la estructura de dos plantas y el decorado que acompañan al elenco durante todo el musical», precisó Pedrera.