Lleva desde los 14 años «trasteando con el ordenador» para aprender a crear videojuegos. Ahora, con 22, el malagueño Daniel Moreno tiene por delante el gran reto de su no tan incipiente carrera: «Me lanzo al público con mi primer proyecto de manera profesional». Se titula Boor y ha empezado con muy buen pie: acaba de ser seleccionado por Steam, la plataforma de entretenimiento cibernético por excelencia, tras recibir los votos necesarios por parte de los potenciales jugadores.

«Es una gran ventana para darme a conocer ante mucho gente. Es el primer paso para obtener los frutos de un trabajo que me encanta hacer. Aunque no comencé a crear videojuegos con ánimo de lucro, nunca está de más ponerle un valor a tu propio esfuerzo y dedicación», asegura el malagueño. Moreno opera como Dazlog Studio, pero lo suyo es comando total, juanpalomismo del siglo XXI: todo lo hace él mismo -menos la banda sonora, a cargo de Jacobo Cáceres-. Y eso tiene ventajas: «Puedes crear el juego que tú mismo estabas creando en tu mente, ya que tu idea no se va a diluir con la de otra persona, algo que sí pasa cuando trabajas en grupo». Y desventajas: «El esfuerzo que requiere realizar un juego en solitario es ingente, requiere muchísimo tiempo por lo que terminas sacrificando tu tiempo libre». Conclusión: «Merece la pena, porque no hay mejor sensación que la de aprender y estar orgulloso de algo creado por ti mismo».

Siete años lleva Daniel creando videojuegos «de manera completamente autodidacta», en la soledad de su cuarto y la amplitud de su imaginación. De su trayectoria elige Doomed Dungeon, un videojuego con el que ganó un concurso de habla hispana de Comunidad Game Maker. También ha conseguido algún que otro premio en varias jams -citas en las que programadores y desarroolladores crean videojuegos en sólo 48 horas-.

Boor nació «como un proyecto muy pequeño y sin pretensiones» pero que ha ido creciendo poco a poco, gracias a la aceptación que tuvo entre quienes lo jugaron en sus comienzos. La fórmula es sencilla: «Quería atreverme a crear un juego de puzzles mezclándolo con un género que conozco bastante bien y que es, posiblemente, mi favorito: los juegos de plataformas». Siempre siguiendo la filosofía Dazlog: «Juegos pequeños, atractivos y accesibles, con los que los jugadores puedan disfrutar sin necesidad de pasar horas».

Daniel Moreno es un nombre a añadir en la abultada lista de diseñadores de videojuegos malagueños. Con Locomalito como santo y seña, desde la independencia absoluta y su querencia por lo retro, también hay que destacar las aportaciones de Rodaja, un estudio que lleva meses haciendo girar muchas cabezas con su juego Justas injustas y que ya estuvo en Steam. Pero hay más, muchos más... Lo confirma Daniel: «En Málaga hay muchísimo talento y mucha gente con ganas de crear y trabajar en esto; también asociaciones como MalagaJam que ayudan enormemente a que la industria de la creación de videojueogs crezca día a día. Aún así, creo que queda un largo camino por delante. Poder vivir de desarrollar videojuegos de forma independiente es un reto muy difícil... Pero no imposible».