¿Desde cuándo lleva interpretando a Concha Piquer?

Se estrenó primero en El Principal en 2010. No sabíamos cómo iba a ser recibido, pero desde el principio nos sorprendió porque tuvo mucho éxito. La obra sirve para homenajear a su figura y para acercar al público a una época. Y eso gustó. Nunca quisimos hacer una imitación de Concha Piquer porque es inimitable y yo no soy su imitadora. Y, a pesar de que llevemos ya cinco o seis años haciendo la obra, la repetimos porque así lo pide el público. Además, no solo trata sobre la vida de Concha Piquer, también hablamos de esos tiempos. Era la reina de la radio, también salen anuncios de la época y música para ambientar.

¿Siente el peso de darle vida de nuevo?

La primera vez me preguntaron: «¿Pero tú sabes lo que estás haciendo?» Y me entró un poco de pánico, pero yo quería acercar a la gente joven su figura. Hubo una española que triunfó en Broadway y era una artista moderna y luchadora. Pero sí, claro, siempre se siente el peso cuando interpretas a un personaje con tanta fuerza. Aunque eso sí, siempre desde la humildad, el cariño y la admiración. Y, además, a mí me gustan los retos.

¿Qué hacía única a Conchita Piquer?

De cada canción hacía una obra de teatro. Su manera de interpretar las canciones como si fuera una obra de escena me encanta de ella. Hay mucha gente que canta bien, pero ella se metía en el personaje y tú te lo creías y veías que la letra y lo que decía era real.

¿Es difícil emular sus canciones?

Su tesitura me gusta mucho y me viene muy bien. Las voces son diferentes, pero aporto mi granito de arena. Cada artista aporta algo de sí mismo, de lo contrarío sería algo ridículo. Pongo mi sentimiento, estoy muy contenta y me da mucha satisfacción. Le tengo un cariño muy especial.

¿Piensa que en la actualidad Concha Piquer seguiría siendo una mujer moderna, como lo fue en su época?

Sí, sin duda ahora seguiría siendo moderna. Fumaba cuando nadie fumaba, tuvo una hija siendo soltera, estaba con un señor casado, salía al escenario fumando, si tenía que interpretar a una prostituta lo hacía... Venía de América y eso le daba una visión grande. Hacía las cosas de verdad. Actuando y en la vida real también. Vamos, hacía lo que quería.

¿En qué se parecen las dos?

Nos parecemos en que las dos empezamos jovencitas. Yo empecé con 13 años y también me fui al extranjero. Sé lo que es sentirse pequeña y estar sola, sin familia… Tengo una hija, como ella. ¡Y las dos son rubias! Siempre voy cargada con el vestuario como hacía ella y me dicen lo de «los baúles de la Piquer». Ella era muy seria y perfeccionista y yo también lo soy. Me lo tomo así porque respeto al público.

Podría hasta escribir una biografía.

[Ríe] Tanto no, pero sé mucho de ella y me he encontrado por el camino con cantantes y amigos suyos. La tengo muy oída, pero con pocas referencias visuales. Aún así, por la manera que canta y por lo que me cuentan de ella, sé que era una mujer con mucho carisma, mucha fuerza y mucho carácter. Y, por cierto, eso yo también lo tengo.

En su opinión, ¿qué gusta tanto de Tatuaje?

Es un musical amable, en el que la gente se lo pasa bien, sorprende mucho que el público lo acoja con tanto cariño en cada función que hacemos. La gente joven también se lo pasa muy bien porque se traslada a una época desconocida.

¿Cómo es para una malagueña venir a Valencia a interpretar a una figura valenciana? ¿Somos los más exigentes?

La primera vez salí un poco asustada, pero me siento muy privilegiada. Son muchos años y me conozco muy bien Valencia. He recorrido sus pueblos y siempre ha sido un público muy cariñoso y caluroso. En Valencia me siento como una ahijada. Me siento en casa.