Faltaba un quinto tema entre los propuestos por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Málaga para la próxima edición de La Noche en Blanco: la desidia. Porque, madre mía, qué conceptos más inanes, vacíos y productos de un brainstorming que debió de durar unos cinco minutos en los despachos de la Casona. Cervantes, porque este año toca por eso de los aniversarios; cantar y la voz, porque Málaga got talent; el futuro, porque... porque sirve para disfrazarnos de robot; y las estrellas, porque... leñe, a estas alturas ya no sé cómo argumentar todo esta oquedad que proviene, sí, de una supina carencia de conceptos, sobre todo de uno fundamental, y que es el que, se supone, sustenta La Noche en Blanco: la cultura -aunque todos sabemos que eso va de ocio, disfrazarse y hacer cositas más relacionadas con una clase de pretecnología que con el arte-. ¿No hay temas, asuntos y conceptos culturales más interesantes, concretos e inspiradores en estos momentos que Cervantes, cantar, el futuro y las estrellas? Estas propuestas epitomizan el aburrimiento burocrático con el que precisamente no debe afrontarse jamás eso que llamamos cultura. Por cierto, ¿se imaginan si hubiera triunfado ese hipotético quinto tema que propuse en la primera de estas líneas? Yo sí que me apuntaría a una Noche en Blanco sobre la desidia. Al menos la cosa no parecería una guardería nocturna para niños.