El Área de Cultura del Ayuntamiento de Málaga abrió ayer el plazo para que las entidades y gestores culturales envíen sus propuestas para la próxima edición de La Noche en Blanco, que tendrá como hilo conductor «el tema de las estrellas»... ¿A qué diablos se referirán con «el tema de las estrellas»? Concepto tan amplio y a la vez tan vacío como éste revela que no sólo la noche del 14 de mayo está en blanco, la verdad. Pero no nos perdamos en estas disquisiciones; vayamos a lo verdaderamente interesante... Leo en el email que nos remitió el Consistorio: «En la convocatoria se recuerda que el Ayuntamiento facilitará la localización de espacios y ubicaciones para la celebración de las distintas actividades que se propongan, además de asesorar sobre los trámites y otras cuestiones que sean necesarias para el adecuado desarrollo de la programación. La financiación deberá ser aportada en su totalidad por la persona, entidad o colectivo que las proponga». Fíjense especialmente en la última frase. O sea que más que La Noche en Blanco esto es La Noche Sin Blanca. Ojo: no es nada nuevo, no siempre ni a todos se les ha remunerado en esto que llaman «la cita participativa con la cultura»; ahora se preocupan por dejarlo claro, clarinete en la convocatoria -no sea que la gente después se queje-. Pero sí que llama la atención cuando este mismo lunes se presentó Factoría Echegaray, la iniciativa por la cual el hermano menor del Teatro Cervantes subvenciona con hasta 25.000 euros propuestas escénicas locales. ¿Para algunos sí y para otros no? ¿Por qué?

La cultura no es simplemente bailar, pintar, actuar, escribir o, incluso, hacer el cabra con más o menos aplomo y talento. Quiero decir, hay una cultura de la cultura, un paraguas, un entorno protector que, precisamente, permite darle el valor y sentido justos a estas manifestaciones. Resumiendo, esta cultura de la cultura se apoya fundamentalmente en el respeto. Por tanto, ¿qué sentido tiene que esta ciudad que quiere presumir de ser urbe de museos y se vanagloria de protagonizar un boom cultural no dé ni un solo euro, ni uno, a sus creadores? Eso es, sencillamente, no tener ni pajolera idea de lo que es la cultura. De poco vale exhibir un magnífico cuadro de Marc Chagall cuando no eres capaz ni siquiera de malpagar a un talento de tu tierra por su trabajo.

Sigo con el email del Ayuntamiento: «Hay que recordar que La Noche en Blanco está impulsada y coordinada desde su primera edición por el Área de Cultura y es posible gracias a la implicación de personas, colectivos y entidades que trabajan, en muchos casos de manera voluntaria, para que las propuestas salgan adelante». «De manera voluntaria»: ¡Estaría bueno que te obligaran a crear una performance para el asunto éste y encima sin pecunio de por medio!

Ahora me pongo con una noticia publicada estos días en el diario Información: «La Concejalía de Cultura de Alicante ha rectificado las bases de la reciente convocatoria pública para presentar proyectos expositivos en las salas municipales de Alicante -en la que se establecía que todos los gastos, incluido el seguro de las obras, corrían a cargo de artistas o comisarios-, tras atender las demandas del colectivo. En la nueva convocatoria, el Ayuntamiento asumirá todos los gastos de seguro de las obras que se expongan y se diferencia entre proyectos expositivos de artistas emergentes y amateurs, por un lado, y profesionales o en vías de consolidación, por otro». Como ven, no sólo aquí la gestión pública, que es la que más y mejor ejemplo debe ofrecer, ya no sólo se desentiende del concepto honorarios sino, siquiera, del seguro, de la integridad de la obra cedida gratuitamente. Tremendo.

Que sí, que La Noche en Blanco será un magnífico escaparate para que una compañía de teatro muestre su talento y se haga notar; que no, que no toda compensación supone remuneración económica, que hay también que tener en cuenta el concepto de oportunidad... De acuerdo. ¿Quién no ha pedido favores? ¿Quién no ha contado con el trabajo de alguien sin poder ofrecerle más que un sincero agradecimiento? Si ése no es el problema, señores. Yo mismo he colaborado con instituciones y gestores de todo tipo y pelaje sin cobrar un euro, pero porque noté compromiso y ganas tras el proyecto, había peso y poso en la cosa. Y también he pedido ayuda y apoyo a muchos, ofreciendo, además de una sonrisa y mi gratitud eterna, ese compromiso y ganas que diferencian que alguien colabore contigo a que trabaje gratis para ti. En esto de La Noche Blanco, el asunto está en que unos trabajadores municipales que proponen conceptos tan vagos e infantiles como «el tema de las estrellas» -sigo sin saber a qué diablos se refieren exactamente- piden a los creadores que les hagan algo sin pillar cacho ni de refilón. Y cuando no puedes identificarte o comprometerte con algo, por las razones que sean -en este caso, insisto, la ausencia de proyecto definido, la desidia conceptual-, no colaboras, no; trabajas gratis.

Qué pena que cuando a un gestor público se le llena la boca con expresiones como «una gran apuesta por los creadores locales» todos ya sepamos que lo que está diciendo realmente es: «No tenemos un duro así que tiramos de los de aquí y les hacemos un favor». E, insisto, no está mal no tener un duro -bueno, sí está mal: ojalá todos tuviéramos muchos duros para poder pagar y muy bien-; lo que está realmente mal es creer que les están haciendo un favor. ¿Saben por qué? Porque revela un absoluto desprecio por ellos y lo que hacen.