­­Se le hace el culo agua, confiesa en tono coloquial, cuando ve a su hijo David al frente del grupo de músicos que le acompaña en los conciertos. En esta ronda de 50 años no es nada acude sin invitados especiales, solo con el resumen «arbitrario» de su trayectoria. Le espera el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga el próximo 19 de marzo.

Durante la gira de La puerta de Alcalá llegó a convocar a 40.000 personas en un mismo estadio. ¿Qué artista español mete hoy tanto público?

Es muy complicado. Aquella gira fue muy espectacular, en 1986. Era todo tan esforzado que llevábamos proyecciones que lanzábamos con una máquina de cine que pesaba mil kilos.

Por entonces empezó aquella campaña, que no sabemos si ha durado mucho, en la que les causaban de rojos a los que les gustaba el lujo.

Creo que sigue durando. Mucha gente cree todavía que ser de izquierdas consiste en hacer voto de pobreza. Y no. Yo no soy franciscano. He vivido siempre de poner un disco o un concierto a la venta y que la gente vaya, no he robado y he podido vivir bien, pero la derecha se ocupa mucho de nosotros.

Y el viejo PCE solo tiene dos escaños. ¿Lo veía venir?

Es muy terrible. Los mejores momentos que he vivido han sido en la militancia. Allí he encontrado a la mejor gente y también a la peor.

También deja en el libro alguna crítica a la nueva izquierda, la que arremete contra la casta.

Es que es muy gratuito. Están rectificando el tiro en la medida que ven que por simplemente ser mayor no se es casta.

El país ha cambiado tanto que está lejos de aquel alcalde de Morella (Castellón) que en 1976 no quería dejar cantar a Ana Belén porque estaba embarazada.

Sí, estaba de seis meses. De esa España ya no nos acordamos, pero existía y parte continúa existiendo.

Dice que en la música si no tienes voluntad de permanencia te sacan rápidamente de tu casilla. ¿Ha notado muchos empujones?

Siempre los hay. He pasado momentos muy críticos y malos, pero nunca he tenido intención de dedicarme a otra cosa.

Oiga, ¿lo del 21 % de IVA cultural es hijo de aquella noche de los Goya contra la guerra?

Pues mucha gente insiste en que todo viene de ahí. Yo creo más en la torpeza de los gobernantes, que son profundamente estúpidos y piensan que van a recaudar más así. No obstante, nos la tienen jurada, a algunos de toda la vida y a otros de hace menos. Es normal cuando te manifiestas políticamente en este país. Quisiera tener el estatus de George Clooney en EEUU, que es demócrata y no le pasa nada, van a ver sus películas porque creen que son buenas.

De aquella noche de los Goya, lo que pocos saben es que la idea fue de José Luis Galiardo.

Sí. Galiardo fue el dinamitero sin proponérselo, porque así era, tiraba una bomba y miraba para otro sitio. Recuerdo en la asamblea su figura imponente cuando propuso «A reventar los Goya».

¿Lo de la ceja fue un error?

La campaña me gustó. La gente del PP dice que les hizo mucho daño, pero nunca he pensado que la gente sea tan simple que vote porque unos artistas les inviten a hacerlo de una manera.

De la cultura dice que solo hace falta mirar los programas de los partidos para cargarse de argumentos para abandonar el país.

La cultura es la pobretona que no está invitada a nada. En los debates electorales no ha aparecido. Han conseguido ningunearnos tanto que no existe. Y eso es responsabilidad de los partidos, que te llaman para que pongas la cara, pero no se les ocurre llamarte por si tienes alguna experiencia que les pueda interesar. Es muy terrible, porque yo de propiedad intelectual puedo darles lecciones a todos...

¿No cambia con la nueva política?

Si ves sus programas te preguntas en qué país estás. Y no habló para mí. Yo estoy amortizado, todo lo que haga ya está de más, es para la gente que viene detrás, que está indefensa ante el mercado.

Hay un verso de la canción que dedica a Víctor Jara que define la situación actual: lo quisimos todo y nos conforman con poco.

Siempre aspiras a todo cuando llegas a los sitios y la vida te va rebajando después, pero tu obligación es pedir todo.

De todas maneras, lo de la piratería es leyenda urbana, ¿no?

Eso decía un secretario de Estado de Industria. Parece de risa. Lo que más echo en cara al PSOE es que tomara tanto el pelo a los creadores. Ahora empiezas a oír voces de los operadores de que hacen falta contenidos, pero si los matáis...

Mantiene una mirada benevolente sobre Teddy Bautista?

Estoy convencido de que no va a ser condenado, porque he vivido la SGAE. Los últimos 4 años de Teddy fueron horrorosos, pero no en el sentido de robar, sino por proyectos megalómanos. Lo que ha ocurrido es que han desactivado el elemento tocahuevos que era la SGAE y no contamos para nadie.

¿Sigue creyendo en la SGAE?

Sigo creyendo como recaudadora y repartidora. A mí también me fastidia pagar a Hacienda, pero si no lo hago me crujen. Las tarifas son más bajas que en Europa y allí nadie las discute. El autor no cobra por escribir una canción o una obra de teatro, solo si se interpreta.

Y dice que el mundo del teatro aún es más cruel.

Sí, porque es más pobre y es donde hoy hay más marginalidad. Todo son pequeños teatros, voluntarismo y tratar de autoexplotarse.

Lo que se recuerda menos es su etapa de productor de cine, con las películas de Isabel Pantoja. Aun así perdió dinero.

Fue una ruina absoluta. Puedes conformarte en el 90 % de los casos con recuperar la inversión. Yo tuve éxito con Bajarse al moro, la de Isabel, pero con la segunda, que era la que estaba bien, la de Pedro Olea, perdí todas las ganancias. Es así, tardé 11 películas en descubrirlo.

Y la memoria histórica, ¿entiende el trato en este país?

De ignominia... Solo Camboya nos supera en muertos en las carreteras. Lo terrible es que nadie en democracia se haya querido ocupar de ese tema.

¿Cómo se mantuvo lejos de las drogas en los años 70 y 80, cuando tantos compañeros caían?

Porque no sé tragar el humo, algo que te incapacita para los porros. Me gusta beber, comer y otras cosas que pueden ser dañinas en un momento determinado si son en exceso, pero las drogas nunca me han llamado la atención.

Lleva mal el acoso de la gente con móviles.

Pero no me quejo. Más Ana que yo. Es algo grosero cuando no te piden permiso y te roban la foto.

¿Ha roto muchas cámaras de «paparazzi»?

Últimamente, no. Cuando mis hijos eran pequeños, alguna. Y encantado de haberlo hecho.